Eran pasadas las 3:00 de la tarde del 15 de mayo, cuando Dolores se encontraba con tres de sus nietos en el interior de su vivienda. Entonces, un pandillero entró corriendo al patio de la propiedad; detrás de él venía un grupo de policías.
Los agentes entraron a la casa apuntando con sus armas y golpeando a todo el que encontraban a su paso.
Tardaron varios minutos para que una mujer agente se acercara a una champa de plástico, donde está la letrina, y se dieran cuenta que ahí estaba escondido el pandillero que venían siguiendo.
La adrenalina de la persecución finalizó con la captura del pandillero y los tres nietos de Dolores, aunque uno de ellos fue liberado horas más tarde, cuando el padre fue hasta la delegación para abogar por su hijo.
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Sin embargo, los otros dos nietos de Dolores no tuvieron la misma suerte. Ellos ya llevan dos meses y medio detenidos, como parte de los más de 47,000 capturados en el régimen de excepción.
Dolores niega que sus nietos Ezequiel Alexander y Cristian Enmanuel Sandoval Sandoval, de 19 y 20 años, tengan alguna relación con pandillas y pide a las autoridades que investiguen para que los dejen en libertad.
“El pandillero se metió porque venía huyendo y los policías nos empezaron a acusar de ser cómplices. Yo le lloré al hombre (policía), pero me dijo ‘cállese, vieja, que a usted también me la voy a llevar’”, relata entre sollozos.
La señora de 70 años, quien ha sido operada recientemente de un ojo, asegura que Ezequiel la cuidaba ahora que está convaleciente y que Enmanuel era el que proveía económicamente para los tres, pues trabajaba en una venta de granos básicos en Sonsonate.
“Yo le pido al gobierno que se compadezca, que se ponga la mano en el corazón y que me devuelva a mis niños”, agrega Dolores, quien ha criado a Ezequiel y Enmanuel desde que tenían uno y dos años de edad, pues ambos fueron abandonados por sus padres.
La vivienda localizada en el cantón Llano del Muerto, en el municipio de Sonsonate, donde habita la señora con sus dos nietos, es de paredes de adobe y piso de tierra.
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Ahí falta de todo. Sin embargo, la policía les dijo que se llevaría a los jóvenes porque le compartían comida a los pandilleros. Ambos han sido acusados por asociaciones ilícitas.
Adonay García, yerno de Dolores, y quién ayuda con alimentos a la familia, dice que desde que él conoce a los jóvenes Sandoval nunca ha visto que ellos tengan algo que ver con las pandillas.
García relata que, al contrario, muchas veces cuando Enmanuel venía de trabajar lo paraban los muchachos para pedirle cosas de las que él traía para la casa y no le quedaba más opción que darles algo.
García cuenta que él fue hasta la delegación para pedir que liberaran a los hermanos Sandoval, “pero me dijeron que ellos estaban acusados de colaborar con los pandilleros”, dice con resignación.
Vilma Sandoval, una tía de los dos capturados, viajó hasta San Salvador el pasado 26 de julio para participar en la marcha de los familiares de personas capturadas durante el régimen de excepción.
“¿Usted cree que si yo supiera que los jóvenes fueran pandilleros yo anduviera aquí gritando por su liberación?”, expresó la señora.
Vilma mostró las dos solvencias de sus sobrinos en las que la Dirección de Centros Penales hace constar que ni Ezequiel ni Enmamnuel tienen antecedentes penales.
“Estos muchachos han sufrido desde pequeños porque no tenían mamá ni papá y, a pesar de eso, Ezequiel había logrado sacar su bachillerato”, explicó Vilma.
El joven se graduó de Bachiller general el año pasado, según hace constar un diploma que sus familiares muestran con orgullo.
En la casa de los Sandoval sobresalen las calcomanías de Nuevas Ideas en las puertas y ellos aseguran que han apoyado al presidente, pero ahora resienten lo que les ha hecho el gobierno.
La situación ha afectado hasta las mascotas; en el patio está amarrado Capitán, un perro al que se le cuentan las costillas.
Emmanuel era el que le compraba la comida, pero ahora apenas les alcanza para darles unos pedazos de tortilla.
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“Si alguien se lo puede llevar, nosotros se lo regalamos porque ahorita ya no podemos tenerlo”, dice Vilma.
Adonay aclara que ellos no están en contra de la lucha del gobierno contra los delincuentes, pero pide a las autoridades que no se lleven a gente que no tiene nada que ver con estos grupos.
“Le pido al señor presidente que investiguen bien y nos devuelva a los niños”, dice Vilma, quien no puede evitar llorar.