Para implementar la explotación minera se debe contar con indicadores de salud, de medio ambiente y otros factores que permitan conocer la situación de país y los riesgos que conlleva la aplicación de esta práctica, opina la especialista nacional Claudia Vega, maestra en Salud Pública, doctora en Química Analítica y coordinadora del programa de mercurio del Centro de Innovación Científica Amazónica de Perú.
La experta dio sus valoraciones el jueves en la entrevista de YSUCA, donde resaltó la falta de información disponible sobre el proceso que se estaría usando en el país para la extracción de metales, ni los estudios concretos y válidos que demuestren cuánto y qué tipo de metales hay en el territorio.
"A mí lo que más me preocupa es que no hay una información objetiva, cuando se hace el proceso minero tenemos que tener indicador de varias cosas, indicadores de salud, y eso tiene que comenzar desde antes de que se hace la explotación y la exploración, (saber) cómo estamos en la línea base del lugar, ver todos los indicadores de calidad ambiental”, opinó.
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Y añadió: "Nosotros creemos que la información es poder y para la toma de decisiones tenemos que estar basados en información científica, no es ‘en lo que yo creo, lo que yo pienso’”.
Así mismo, la entrevistada ve necesario contar con mecanismos para controlar y fiscalizar las actividades mineras.
“No podemos gestionar lo que no conocemos, ¿cómo voy a saber el riesgo sin saber lo que hay ahorita? Se tiene que tener información del proceso que se va a usar", apuntó.
Pérdida de la biodiversidad es el primer efecto de la minería
Durante la entrevista, Vega habló sobre los peligros que representan para la salud el uso del mercurio y el cianuro en esta industria, los cuales son necesarios para extraer oro.
Explica que uno de los primeros efectos es la pérdida de biodiversidad, un fenómeno conocido como "defaunación". Añade que existe un impacto químico debido al uso de mercurio o cianuro, un impacto que, si no se maneja correctamente, puede causar graves daños tóxicos.
En el caso del agua, apunta, puede afectar tanto las fuentes de agua superficiales como las subterráneas.
Para el caso de El Salvador, donde existe un estrés hídrico, es crucial comprender los riesgos que se pueden generar, sostuvo.
Ricardo Navarro, presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), señala que de acuerdo a cálculos de CESTA, para poder extraer la cantidad de oro que hay en el país, según datos de Presidencia, se necesitaría 20 años del agua que se le da a los hogares, a la agricultura, a la industria y al comercio.
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Para el ambientalista, la minería “nos va a dejar el país totalmente destruido. Es gravísimo”, sostuvo el jueves en la entrevista Frente a Frente, de TCS.
Por otra parte, Vega lidera un equipo de investigación en Madre de Dios, al sur de la Amazonía peruana, donde se desarrolla la minería artesanal, un método en el que se extrae el oro a través de procesos con mercurio.
"En base a los resultados que tenemos", añade, la minería artesanal, donde se hace uso del mercurio, la contaminación de la biodiversidad tanto en aves, como en peces y personas es mayor.
Para el caso de la minería industrial, donde la metodología de extracción es a mayor escala, se usa el cianuro, explica. La diferencia entre ambos métodos es "la fórmula o metodología (...), el cianuro es más eficiente (para tal fin) y bien manejado, la contaminación es menor", explica.
En el caso de la minería artesanal, generalmente no se usan métodos de protección y seguridad al medio ambiente, apunta.
"El mercurio no se puede destruir, no hay forma de degradarlo; el cianuro sí, el cianuro es un complejo que sí se degrada en el ambiente; hay métodos químicos para degradarlo y que ya no tenga efectos negativos en el medio ambiente", explica.
No obstante, acota, es un veneno altamente tóxico por lo que debe existir un control estricto sobre su uso, ya que su manejo irresponsable puede provocar consecuencias fatales.
El cianuro puede causar enfermedades en la tiroides, generar síntomas similares al Parkinson e incluso provocar la muerte, agrega la experta.
Vega se refiere además al convenio de Minamata, que entró en vigor en 2017, el cual busca proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos del mercurio, y que ha sido firmado por 128 países del mundo, entre ellos El Salvador.
"Los países (adscritos) están obligados a disminuir el uso de mercurio en el planeta para la protección de la salud ambiental y salud humana", apunta.
"Algo que podemos observar con la minería es la pérdida de ecosistemas. El Salvador de por sí es un país que tiene pocas zonas protegidas", añade.
Ante este panorama, reflexiona, se debe priorizar el valor de la vida y de los ecosistemas. "El oro tiene un valor alto, pero el oro no lo puedo respirar, no lo puedo comer y eso tampoco es agua", en tal sentido opina se debe proteger estos medios de vida.
Organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos han calificado el discurso oficial sobre minería como “criminal” contra el medio ambiente.
Tanto académicos, como investigadores y voces expertas en el tema han señalado que existe suficiente evidencia científica sobre los efectos negativos de esta industria. No obstante, el gobierno mantiene su postura en defensa señalando que "no ve motivos para no realizar dicha práctica en el territorio salvadoreño", justificando además que también se realiza en el resto de países del planeta.