Hace un par de semanas los medios de comunicación se hacían eco de una tragedia ocurrida en New York en la que una madre de treinta años y sus cuatro hijos morían en el incendio de su casa. Aparentemente, el mayor de los hijos había asesinado a dos de sus hermanas, incendió la casa y luego se suicidó. Las investigaciones posteriores parecen indicar que fue la madre la autora de la tragedia. Quizá desde el punto de vista penal haya una gran diferencia entre si fue el hijo o fue la madre. Desde el punto de vista que a mi me atañe, poco importa. Lo realmente preocupante es la situación que vivía la familia en su conjunto, y que afectó la mente de alguno de sus miembros de tal manera, que optó por esta solución para terminar con ella.
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¿Y cuál era la situación de la familia? Pues la condición económica era pobre e inestable, la madre padecía de inestabilidad emocional, y el hijo mayor, de catorce años, había sido expulsado de la escuela tres meses antes, acusado de incidentes violentos y tendencias pirómanas (quizá por ello fue señalado en primera instancia). Pocos detalles más dan los noticieros; solo, como algo anecdótico, que la madre era madre soltera y los cuatro hijos, todos de padres diferentes.
He leído comentarios al respecto; algunos alusivos incluso al mínimo nivel moral de la madre por el hecho de ser cada hijo de un padre diferente, lo que me parece fuera de lugar; pero había pocos relativos a lo que realmente es importante y trascendente en este asunto. He tratado de profundizar un poco para conocer más detalles de la situación, pero la información que se encuentra es siempre la misma, y redactada de la misma manera, la que proporcionan las agencias. Sin embargo, quizás no sea necesario conocer más detalles de la situación familiar. Los que se conocen encajan perfectamente con un cuadro que es demasiado común, no solo entre las minorías étnicas en Estados Unidos, básicamente latinos y afroamericanos, sino también en Latinoamérica, entre los sectores sociales más desfavorecidos, que son la mayoría.
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Los detalles de la situación familiar se mencionan como detalles aislados y anecdóticos, como si no hubiera una relación entre ellos. Parece casualidad entonces que esos mismos detalles, o similares, se den conjuntamente, como «en combo», en tantas familias entre los sectores ya mencionados. Obviamente no es casualidad; hay una estrecha relación entre ellos, que analizaremos más adelante. Lo de que los cuatro hijos sean de padres diferentes no creo que haya que verlo desde un punto de vista moral. En todo caso mucho más amoral sería la actitud de cuatro hombres que no se hicieron responsables por ello, aunque el machismo, tan típico de nuestra cultura y de otras, es responsable, en gran medida de ello. ¿Es amoral algo que la propia cultura te dice que es normal? Ay, Ay, Ay! Moral y cultura; cultura y moral. Deberían ir de la mano, y sin embargo tantas veces van por caminos diferentes… ¿Entienden por qué es tan común eso de la doble moral?