El Salvador dijo presente en el "11° Encuentro Iberoamericano de Museos: aprendizajes, afectos y memorias, Edición Bicentenario", realizado en Lima, Perú, del 25 al 27 de noviembre. Evento que ha reunido a profesionales del sector procedente de 22 países de Iberoamérica.
El nombre de la embajadora: Georgina Magaly Barrientos de Castellón, licenciada en Diseño Gráfico por la Universidad José Matías Delgado, máster en Educación y Museos por la Universidad de Murcia, y doctora en Arte y Patrimonio por la Universidad de Sevilla, ambas de España.
Además, ha publicado artículos para libros y revistas, y ha dado una serie de conferencias dentro y fuera de las fronteras salvadoreñas.
Uno de los eventos más importantes en su hoja de vida fue el haberse desempeñado como comisaria de una exposición en Colonia, Alemania, a beneficio de un hogar para niñas en El Salvador. Pero también haber sido invitada a crear la muestra del 25 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz.
La compatriota es comisaria, curadora y museóloga, según su currículum, pero también brilla como investigadora y consultora en diseño, educación, patrimonio y museos, además de haber ejercido como docente universitaria.
A Perú llegó a hablar sobre el proyecto "Del patrimonio y la memoria a la identidad: Museo de la Memoria de El Salvador".
Y ese es, precisamente, su gran objetivo de vida: crear el Museo Nacional de la Memoria en el país que la vio nacer.
Maga Castellón, como se identifica en las redes sociales, nació en San Salvador y creció bajo la celosa mirada de sus abuelos: Lito y Rosa Barrientos. Él, notable representante de la música orquestal popular, considerado uno de los exponentes de la identidad nacional; ella, administradora familiar y de Discolito, la famosa tienda de discos que funcionó en el pasado capitalino del país.
Es exalumna del Colegio Sagrado Corazón, que coronó su licenciatura en Diseño Gráfico con mención honorífica en 1996. Fue ahí, en su alma máter donde conoció a quien sería su fiel compañero de aventuras y padre de sus hijos: el también, diseñador, investigador e historiador Ricardo Castellón.
Apoyada en él y en su pasión por la Cultura, Magaly ha construido la exitosa profesional que es hoy, la misma que logró ser seleccionada entre más de 360 candidatos provenientes de diversos países de la región iberoamericana, para ser la embajadora salvadoreña en Perú.
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La compatriota resalta que estos Encuentros Iberoamericanos de Museos "han venido siendo importantes espacios de reflexión y cooperación interinstitucional que han favorecido la definición de los principios con los que guiar el desarrollo del sector…".
Para ella es una gran satisfacción el poder compartir ese proyecto de vida que espera materializar en un futuro no muy lejano.
Enfocada en ese horizonte, aprovecha cuanta oportunidad se presenta para enriquecer su acerbo e ir moldeando sus perspectivas, materia prima para un museógrafo que hace de las ideas una realidad debidamente estructurada.
"Cada logro académico es una suma de sacrificios. Nada es regalado. El sacrificio nos involucra (con su esposo), así que la satisfacción es compartida. Un ejemplo es el trabajo en archivos. Toca buscar y buscar incansablemente (aunque francamente sí cansa, sobre todo al final del día) sin encontrar nada relevante", confesó la intelectual en entrevista vía correo electrónico.
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Magaly también comenta que otro de los afanes que ella y su pareja comparten es el de paleografiar.
"Se trata de descifrar el español antiguo, cuya escritura se hace más intrincada en la medida en que se hace más antigua: un devane mental de colochos que ponen a prueba no solo la lectura comprensiva, sino también el discernimiento lógico y la paciencia. Pero es fabuloso transportarse al pasado; y cuando algo aparece es como la gloria. Eso hace que, cuando presantás una investigación, podás decir que vale la pena, que es un buen trabajo, no por tu esfuerzo, sino por el resultado. Es una cosa extraña, pero así es", explica.
Con más de 25 años en la docencia, la connacional ha tenido la oportunidad de enseñar sobre el Diseño y sus diferentes ramas, historia sobre realidades latinoamericanas, artes, redacción, comunicación; ha impartido talleres creativos y gestión de proyectos.
La comisaria Castellón está convencida de que en la vida hay que invertir en el saber y en el crear. Saber, porque hay que "entender el por qué, completar lo incompleto, ignorar menos, saber más. Y no hay nada mejor que compartir lo que se descubre, para que otros tengan la misma satisfacción". Y crear, para "construir hoy la cultura del futuro".
Con esas "divisas", la apasionada por la memoria investiga, crea, reflexiona y ejecuta, para compartir conocimiento y colaborar haciendo cultura.
Ella está convencida que es urgente recuperar las memorias, moldeando identidades que hagan a un país único entre muchos y le permita aprender de su pasado para no repetir los errores cometidos; para desaprender y trascender como nación.
Lo cierto es que Maga Castellón es un orgullo nacional, que no se cansa de descubrir historia para seguir escribiéndola día a día.