De pequeña, su juego favorito era vestirse de doctora y simular que sus juguetes eran pacientes a los que debía curar. Cuando creció, la salvadoreña Irene Cañas se despojó de sus muñecas y se preparó académicamente para atender pacientes de verdad.
“Desde chiquita me recuerdo que me vestía de doctora, le decía a mi papá que yo quería ser enfermera o doctora; o sea, yo sabía que yo iba a hacer algo con la salud, fue lo que siempre me atrajo la atención. Y nunca me fui de ese camino”, rememoró la joven de 22 años.
Ella tenía claro que quería especializarse en alguna área de la salud, pero nunca se imaginó que sería en nutrición, hasta que ingresó a un grupo de ballet, cuya alimentación que llevaba la afectó fuertemente.
“Bailé ballet toda mi vida competitivamente. El ballet es una industria muy centrada en cómo te ves, lo que comes, tu físico. Y pues a mí me hizo mucho daño estar en esa industria y por eso al final me salí. Me costó mucho tener una buena relación con la comida, sabiendo qué es ser saludable, a una imagen a la que a mí me daban que no era verdad.
Y siento que por eso más que todo decidí estudiar mi carrera, porque quería en verdad aprender qué es saludable y enseñarle a la población a conocer eso”, destacó.
En mayo de este año, se graduó de la carrera de Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Navarra, ubicada en Pamplona, España. Por medio de su profesión, ahora ayuda a personas en diferentes áreas de la salud a tener una alimentación correcta.
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“La verdad me encanta, pues ayudarle a alguien te hace sentir bien y es un trabajo que no cambiaría por nada. Y siento que me falta mucho por aprender. Ahorita que me gradué me metí en tres cursos que me enseñaron un montón y eso es lo que me encanta de mi carrera, que nunca voy a dejar de aprender”, resaltó la profesional.
Su vida ha estado llena de muchos cambios. A los seis años de edad tuvo que dejar El Salvador para mudarse a otro país por cuestiones de trabajo de su papá. Vivió en México, Argentina, Estados Unidos, Colombia y Panamá, donde actualmente reside.
Más allá de que le afectara cambiarse de país cada dos años, le permitió ser una persona extrovertida, conocer diferentes culturas, historias y personas. Eso también le abonó a su carrera, ya que ha tenido la oportunidad de ser un guía para muchas comunidades en diferentes partes del mundo.
Trayectoria
Durante sus años de estudio se involucró en el proyecto de investigación “Alimentación para la infancia Saludable, Accesible y Asequible” (ALINFA). Viajó a África, específicamente a Tanzania, junto al organismo no gubernamental
“Rafiki Proyectos a un voluntariado en donde visitó un asilo de ciegos, hizo recolección de comida, conoció escuelas y tuvo un acercamiento con niños.
Mientras que en su último año de carrera hizo su rotación en nutrición hospitalaria en la Clínica Universidad de Navarra, en las áreas de desnutrición y farmacia, y en el departamento de endocrinología. Asimismo, ha sido voluntaria de “Operación Sonrisa” y “Techo para mi país”.
Actualmente, trabaja para la nutricionista María Eugenia Lara, conocida en las redes sociales como “Maruwellnes”, quien brinda consultas online sobre nutrición integral a personas de cualquier parte del mundo, así como en Panamá.
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“Yo sabía que quería trabajar con alguien que entendiera el punto de vista que yo tenía y que compartiéramos la misma pasión por la nutrición, y la encontré. Tenemos pacientes de todo el mundo, desde gente que quiere bajar de peso hasta aquellas con enfermedades de tiroides, cáncer, endometriosis, etcétera”, detalló.
Irene está comprometida con ayudar a niños, jóvenes y adultos a tener una educación nutricional excelente, por eso abrió en Instagram una página llamada “Comiendo Sonriendo”, con el objetivo de brindar consejos y ayudas a los internautas sobre la nutrición.
“La comencé cuando estaba en la universidad y más que todo quería enseñar mi crecimiento y lo que iba aprendiendo en la carrera, pero ahora educo a la gente de lo que es verdad y de lo que no es sobre la nutrición. Para mí, es una página de divulgación, de conocimiento, de dar recetas que a mucha gente les funcionan”, afirmó.
Ella sabe que es una mujer de retos y que siempre está dispuesta a aprender nuevas cosas, recientemente fue parte de un curso sobre nutrición y salud hormonal femenina para ayudar a las mujeres a que entiendan su ciclo menstrual.
“Trato de que las mujeres entiendan su ciclo menstrual, a que entiendan qué les pasa, a que entienden la razón por la que se sienten así”, aseguró.
En un futuro le encantaría crear una fundación que lleve por nombre “Comiendo Sonriendo” para seguir expandiendo sus conocimientos a más personas y, por supuesto, ser un ente que ayuda a las comunidades más vulnerables y que carecen de una educación nutricional.
De igual forma, le encantaría regresar a El Salvador para impartir charlas sobre la importancia de tener una educación alimenticia y brindar consejos prácticos y efectivos para el bienestar nutricional.
Para Cañas, las dietas “milagrosas” no son sostenibles, pues prometen mucho, pero hacen poco por la salud de las personas.
“Te venden dietas milagros, te venden suplementos que te dicen baja 30 kilos, que en verdad te están haciendo daño a tu cuerpo. Y no solo eso, sino que en mi carrera también aprendí que con la nutrición puedes erradicar la mayoría de problemas con los que la gente se muere; o sea, si tú ves las razones por las cuales la gente se muere, las primeras son obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares. Y en verdad todo eso por una mala alimentación. Con una buena educación y un buen estilo de vida, la mayoría de la gente podrá evadir esos problemas en un futuro”, agregó.
Por eso, su consejo principal para la población es que entre sus alimentos nunca “falten los vegetales, que haya una proteína, que los carbohidratos sean más un acompañamiento y no la mitad del plato. Si comes así, tú vas a estar bien. Recuerda que todo tiene que ver con tu estilo de vida, si haces ejercicio y si no eres sedentario.