Rosa Inés Sosa, artísticamente conocida como Rosinés Sosa, es tecleña de corazón.
Fue una de las estrellas de la música nacional que Santa Tecla engendró en los años 70, junto a Rolling Stars, Los Hermanos de Paúl, Los Ventura Juniors, Los Red Cats o El Combo Rigo y sus muchachos.
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A ella se le bautizó como “La Alondra de las Colinas” por su enorme talento para el canto. Y aunque su fuerte fue la ópera, supo conquistar al público interpretando baladas, cumbia y hasta rancheras (amaba las de Lola Beltrán).
Precisamente por el prestigio del que gozaba, fue contratada para actuar en la gala de coronación del certamen internacional de Miss Universo en 1975, cuando el concurso se llevó a cabo por primera vez en suelo salvadoreño.
Como ella misma lo afirma, nunca se imaginó que sería la voz nacional que brilló en dicho evento, aunque ya en esa época era una de las artistas más cotizadas del país.
Durante entrevista con Trends el pasado febrero, la compatriota de 84 años residente en Las Vegas —a dónde migró en la década de los 90— rememoró aquella noche en el Gimnasio Nacional (hoy Adolfo Pineda), en el que fue coronada soberana de la belleza Anne Marie Pothamo, delegada de Finlandia.
Aunque muchos detalles se le han olvidado, sí recuerda que fue requerida para acompañar a Lito Barrientos y que nunca supo por qué o por quién fue convocada.
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Le preguntaron qué canción interpretaría y ella propuso “El amor es una cosa esplendorosa”, tema que popularizó en español el cantante mexicano Enrique Guzmán desde 1961.
Pero el requisito que Sosa debía cumplir, era cantarla en inglés. En esa época, todavía no dominaba tal idioma —“aún no me había ido para Estados Unidos”—, pero aceptó el reto tal y como lo hizo en múltiples oportunidades al interpretar arias en italiano o alemán.
La melodía es original del compositor estadounidense Sammy Fain y fue creada para la película homónima de 1955 (“Love Is a Many-Splendored Thing”), dirigida por Henry King. En un inicio fue instrumental, pero se le añadió letra tras ser nominada a Mejor Canción Original en los Premios Óscar de 1956, galardón que ganó ese año en la gala número 28.
El autor de la letra es Paul Francis Webster y la versión en inglés fue popularizada por el cuarteto The Four Aces. Un dato valioso es que la música se escucha al inicio del exitoso filme de 1978 “Vaselina”.
En febrero de 2023, en la casa del director del Grupo Hamlet de El Salvador, Nelson Portillo, Rosinés Sosa cantó ante las cámaras de elsalvador.com la versión en español de dicha canción.
Tenía años de no hacerlo, pues desde que reside en Las Vegas, Nevada, no ha vuelto a los escenarios.
Portillo también la sorprendió sacando de su armario repleto de vestuario artístico el atuendo que Sosa lució en el Miss Universo de 1975, a sus 36 años. Ella se lo donó antes de irse para la gran nación del norte.
El vestido con detalles indígenas, totalmente bordado, le fue diseñado por un joven cantante, hijo de don Raúl Molina de la panadería Lido, que recién volvía a El Salvador desde Estados Unidos.
Tras conocer de la fama de Sosa, la buscó para abrirse puertas en la escena nacional.
“Tenía esa gracia de dibujar... y comenzó a inventarse los trajes, tanto para él como para mí y me diseñó ese traje. Él nunca se imaginó que yo iba a utilizarlo (en el Miss Universo)”, detalló la artista salvadoreña.
MADRE ABNEGADA
La talentosa tecleña sorprendió al mundo con su capacidad vocal desde que imitaba a los cantantes de música clásica que escuchaba en el pequeño radio que tenían en casa de sus padres. Tenía solo 17 años cuando cautivó a muchos de sus vecinos.
Fue precisamente una señora, muy sencilla y humilde pero amante de la música, quien la animó a acudir a uno de los certámenes de canto que se realizaban en la TV nacional, cuando las ondas televisivas llegaron a territorio cuscatleco en la década de los 50.
Sin embargo, luego de que sus padres la autorizaran a probar suerte, acompañada de aquella primera admiradora, terminó ganando un concurso... pero en una radio.
Resulta que la vecina se equivocó de rumbo y terminó en el centro capitalino en una emisora que funcionaba arriba del almacén Kismet, frente a la Plaza Libertad.
Ahí conocieron a Toño Lemus y la vecina le explicó que la niña llegaba a participar en el concurso de canto. Finalmente, fue aceptada y se enfrentó a un trío de ciegos que había logrado llegar invicto hasta el final.
Tras interpretar a capela una canción de la compositora mexicana María Grever, preocupó a los organizadores. “Cuando me escucharon, Toño Lemus se me quedó viendo y después me sacó a un ladito y me dijo: ‘Mira, esos pobres hombres son ciegos, ellos vienen concursando desde hace ratos y llegaron hasta el final y el premio es de 25 colones... tú tienes muy buena voz, pero si lo quieres compartir para que no te vayas sin nada...’. Fueron 12.50 para mí”, recordó la tecleña entre risas.
Luego de ese primer triunfo en radio, su carrera artística creció y llegó a convertirse en una de las cantantes más populares de su época.
Además cantó en programas de radio y en programas nacionales de televisión, que lamenta desaparecieron con los años.
Una de las oportunidades que recuerda de forma especial fue el haber conocido a doña Coralia Párraga de Lemus, esposa del coronel José María Lemus —presidente de El Salvador del 14 de septiembre de 1956 al 26 de octubre de 1960— y una de sus grandes admiradoras.
También representó a El Salvador en múltiples competencias internacionales, como el Festival de Música de La Canción Centroamericana y del Caribe de 1969 que se realizó en Nicaragua, en el que ganó el segundo lugar; y el Festival Internacional de la Canción en Panamá de 1970, en el que se agenció el primer lugar.
A Rosinés Sosa se le presentaron varias oportunidades para dedicarse al canto fuera de las fronteras patrias, pero rechazó muchas de esas propuestas de fama y fortuna para dedicarse a cuidar de sus dos hijos, uno de los cuales falleció a finales de los 90, en Estados Unidos. “”Fue una tragedia para mí, lo peor que me pasó en la vida”.
Tras resultar gravemente lesionado en una emboscada durante el conflicto armado, su hijo menor —enlistado en el ejército— nunca se recuperó. Le sobrevive su hijo mayor, quien reside en San Francisco, California, junto a sus nietos y bisnietos.
Hay que destacar que esta sobresaliente cantante ejerció su oficio de oficinista con mucho orgullo en el Ministerio de Trabajo y Previsión Social por 27 años, lugar donde también integró el grupo de variedades y teatro creado por el argentino Darío Cossier.
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Asimismo, protagonizó varias obras de teatro con el Grupo Hamlet y fue muy admirada por artista salvadoreños como el fallecido maestro y músico Joseph Karl Doetsch y Alejandro Muñoz, quien dirigió la Orquesta Sinfónica.
A lo largo de su carrera se codeó con artistas salvadoreños como Paquito Palaviccini, Doris Elizabeth, Eduardo Fuentes, Pablo Ríos, Los Hermanos Cárcamo, Lito Barrientos, el pianista Elías Castillo y Ana Lilian Domínguez.