La alopecia que padece la actriz y empresaria Jada Pinkett Smith, el sobrepeso que ganó Miss Universo 2021, Harnaaz Sandhu, y las revelaciones sobre autoestima publicadas por la cantante Camila Cabello han colocado en la palestra un tipo de violencia que sufren en su mayoría mujeres.
Se le conoce como “violencia estética”, y el poder que ejerce sobre el sexo femenino es tal que se ha normalizado a través de la historia.
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Según lo publicado por el sitio mejorconsalud.as.com, en el artículo “¿En qué consiste la violencia estética?”, este tipo de abuso “obliga a responder a ciertos patrones y mandatos sobre cómo vestirse, qué medidas tener, cómo debe ser la figura, etc...”.
Lo irónico es que en esta época en que tanto se habla de la belleza real, la diversidad, el empoderamiento femenino y la equidad de género, las mismas mujeres contribuyan a ejercer este tipo de violencia.
Es a los medios tradicionales a los que se les ha atribuido el fomentar ciertos estereotipos o cánones de belleza como los ideales. Sin embargo, en el siglo de la digitalización, las redes sociales han pasado a ser los máximos difusores de tales clichés.
No hay que navegar mucho para encontrar evidencias. Basta con recordar el penoso episodio de los premios Óscar 2022, protagonizado por WillSmith y Chris Rock. Aunque las audiencias están divididas entre quienes apoyan a Smith y los que lo condenan, hay un factor común a todos: la apariencia de Jada Pinkett.
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La que se ha convertido en la bofetada más famosa de Hollywood fue provocada por violencia estética.
Aunque la esposa del actor de “Men in Black” hizo pública su alopecia —pérdida anormal del cabello— en 2018 y ha luchado por vivir con su condición en un ambiente tan superficial como el Entretenimiento, visibilizando la discriminación que sufren las personas con dicho problema y brindándoles apoyo, aún sufre con su calvicie. Es precisamente por ese daño emocional en Jada que Will Smith perdió la cordura la noche de los Óscar para defender a su esposa y terminó renunciando a la Academia estadounidense.
Aparentemente, nadie aprueba la forma en que respondió el protagonista de “King Richard”, pero son pocos los que han alzado la voz para condenar la muestra de violencia estética que la Academia validó públicamente.
Similar situación enfrenta la beldad india Harnaaz Sandhu, quien a solo tres meses de haber sido coronada Miss Universo 2021 es víctima de acoso digital. El motivo: haber ganado libras de más. Y aunque la guapísima soberana ha explicado que todo se debe a una alergia alimentaria al glúten y la organización ha condenado los ataques a la reina y exige que se detengan, las audiencias no paran de criticarla y recordarle que “ella no debe engordar”.
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Parece que poco importan los discursos de belleza real y figuras curvi que tanto se pregonan en las plataformas digitales.
Esa validación de un único modelo de belleza provoca tales episodios de odio en contra de famosas que están obligadas a cumplir con el estereotipo físico establecido como ideal. Pero, ¿quién piensa en el daño psicológico y emocional que esto provoca en esas celebridades?
La cantante cubano-estadounidense Camila Cabello se encargó de recordar a las audiencias lo doloroso que es ser discriminada públicamente por no cumplir tales cánones.
“Contuve la respiración tan fuerte que hasta me dolían los abdominales. No respiraba prácticamente y apenas sonreía, siendo consciente de dónde estaban los paparazzi. No podía dejarme ir y relajarme, hacer lo que se supone que debemos hacer cuando salimos a la naturaleza. Traté de fingir que no estaban allí, pero no pude...”, se lee en parte del texto que publicó en su Instagram.
En este, describe una de sus más recientes visitas a la playa de Miami y lo que pasa por su mente al saberse acechada.
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Cabello nunca tuvo problemas de autoestima, hasta que leyó los comentarios de los internautas que vieron sus fotos al natural publicadas en redes y medios de comunicación. “Cada vez que he ido a la playa en Miami he sido fotografiada a escondidas y me he sentido supervulnerable y sin preparación: usé bikinis que eran demasiado pequeños y pegados al cuerpo. No me preocupé de cómo me veía. Después, veía las fotos en internet y los comentarios, y me molestaban mucho...”, confesó la artista de 25 años.
La intérprete de “Señorita” comenzó a preocuparse cuando se percató de que estaba demasiado pendiente de lo que otros pensaban de ella.
Además, reflexionó en que hoy en día la belleza que empodera a las estrellas de las redes sociales es aquella que se construye con “Photoshop, alimentación restrictiva, exceso de ejercicio, elección de ángulos que hacen que nuestros cuerpos se vean diferentes”, sin dejar de lado las cirugías estéticas, los filtros y el arte del maquillaje que transforma la fisonomía.
“Todavía no estoy en el punto de mi viaje donde no me importe una mier**. Cuando lo pienso intelectualmente, yo sé que mi físico no determina lo saludable, feliz o sexy que soy. Emocionalmente, el mensaje que recibo de la sociedad suena fuerte en mi propia cabeza. Irónicamente, toda la terapia, todo el trabajo interno va encaminado a tratar de volver a sentirme como mi yo de 7 años en la playa. Estoy de luto por ella hoy”, concluyó Cabello.
Para finalizar, retomamos una afirmación extraída del estudio “Social Media and Its Effects on Beauty (Las redes sociales y su efecto en la belleza)”, escrito por Mavis Henriques y Debasis Patnaik, que recuerda que la “belleza tiene que ver con la salud física y mental, ya que ambas están íntimamente relacionadas. Las decisiones a corto plazo para alterar la estructura del cuerpo, independientemente de las necesidades genéticas, ambientales, ocupacionales y nutricionales, pueden tener efectos a mediano y largo plazo”.