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La basura y el mar

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Por Óscar Picardo Joao | Jun 23, 2024- 19:20

La edición del 20 de junio de El Diario de Hoy presentó en su portada una foto apocalíptica de desechos sólidos en una playa de Acajutla con el titular: “El mar devuelve 300 toneladas de basura”, como resultado de las tormentas de junio (Cristian Diaz). En el interior del periódico una nota adicional de otro escenario geográfico explicaba el impacto: “La comunidad de La Puntilla sufre la falta de turistas y de pesca, además de la basura” (página 7, Menly González).

Según los modelos de la organización “The Ocean Cleanup” sólo la desembocadura de Río Sensunapán genera 38,000 kg/km2/año de basura: https://theoceancleanup.com/sources/ ; si unimos todos los puntos del modelo de El Salvador el impacto humano al océano es desastroso, y si también unimos los ríos de Guatemala la catástrofe anual es infame.

Esto sin lugar a dudas impactará a la pesca y al turismo; habrá menos peces, los pocos que hayan tendrán más nanopartículas en sus tejidos y ahuyentaremos a los turistas por la insalubridad y la morbilidad local. Asimismo, según las estimaciones el río Lempa es uno de los 1,000 ríos que contribuyen con casi el 80% de las emisiones mundiales anuales de plásticos fluviales y cuyo aporte es de 208,200 kilogramos al año.

El concepto “basura” se refiere a todos los residuos que tienen diferentes orígenes, como desperdicios del hogar, oficinas, calles, comercio e industrias. La basura se clasifica en orgánica: es aquella que puede descomponerse como la fruta, semillas, flores, restos de comida o cáscaras; y la inorgánica, aquella que no proviene de organismos vivos, como pilas o baterías, botellas de vidrio o plástico, latas, entre otros. Una clasificación más rigurosa establece las siguientes categorías: Residuos orgánicos; residuos inorgánicos reciclables; residuos inorgánicos no reciclables y sanitarios; residuos de manejo especial y voluminosos; grasas y aceites comestibles; residuos de la construcción y demolición; residuos tecnológicos; residuos tóxicos o peligrosos.

Para resolver el problema de la basura, de modo muy reductivo, hay tres puntos de vistas: 1) No la tiramos indiscriminadamente en cualquier lugar; 2) Nos dedicamos a recogerla por diversos medios; o 3) Diseñamos sistemas de recolección, clasificación y reciclaje. En este contexto, las autoridades han creado sistema de multas inefectivas, por otro lado se han creado sistemas de recolección de desechos -rio bardas- (que quizá regresan al mar) y los sistemas de reciclaje son limitados.

La verdadera solución al problema de la basura es “EDUCATIVA”, ya que las malas prácticas de tirar la basura en cualquier lugar es un asunto de creencias, principios y conciencia, es decir de “CULTURA”; pero mientras educamos, se debe crear un sistema punitivo de disciplinamiento social con multas altas y eficientes.

Se podría impulsar a nivel local un programa de separación primaria de los residuos en el hogar, al menos lo más sencillo entre lo orgánico (alimentos y sus derivados) e inorgánico (papel, plásticos, vidrios, metal, textiles, etc.). Generalmente, el personal de los camiones recolectores de residuos hacen un esfuerzo titánico de ir clasificando materiales sobre la marcha para luego venderlo a las empresas que se dedican a reciclar y exportar.

Desde los puntos de vista antropológico y sociológico nos podríamos plantear algunas preguntas y soluciones: ¿por qué la gente tira la basura en cualquier lugar…?, ¿por qué no piensan en las consecuencias y en el fenómeno de la reversión…?, ¿por qué hay ciudades limpias y otras muy sucias…? Digamos en primera instancia que hay dos fenómenos: la comodidad o falta de esfuerzo y el nivel de inconciencia del impacto.

La gente se desentiende de su basura y no le importa que sucede con ella, pese a qué más tarde se vuelva víctima de la misma, por inundaciones o enfermedades, pero al final la basura no se si es la mía o no es de nadie.

Pero también debemos decir, respecto a la “basura marina”, que una cuota de estos promontorios flotantes provienen de ciudades industrializadas e irresponsables. No es tan marina la basura, pero bueno, ahí está en el mar…

Desde hace varias décadas, el ser humano, ha aprovechado irresponsablemente, la profundidad y extensión de los océanos para verter cualquier tipo de residuo. No obstante, el fenómeno de la basura marina se ha vuelto poco controlable e irreversible. Esta problemática denominada basura marina -de acuerdo con la UNEP & GRID-Arenal (2016)- se define como los residuos fabricados que se desechan, eliminan o dejan en el entorno marino o costero, incluyendo todos los desechos que ingresan al mar de manera indirecta a través de ríos, aguas residuales, aguas pluviales, olas o vientos (de Vries, 2021).

Diversas investigaciones vinculadas a nuestros proyectos de basura marina realizadas en el CIMARYL-UFG, han establecido que la basura marina se encuentra en diversas formas y tamaños, como grandes contenedores marítimos, redes de pesca, envases de plástico, colillas de cigarro y microplásticos. La cantidad de basura marina ya presente en los océanos, así como la llegada de nuevos residuos, sigue siendo incierta y es objeto de debate. Sin embargo, el plástico destaca como el principal constituyente, representando una proporción estimada que varía entre el 60% y el 90%. Se estima que entre 4.8 y 12.7 millones de toneladas de residuos plásticos generados por fuentes terrestres ingresan al océano anualmente (de Vries, 2021; UNEP & GRID-Arenal, 2016; Jambeck et al., 2015).

En El Salvador se encuentran muy pocos estudios sobre basura marina (Barraza et al., 2021; Picardo, A. et al., 2016) y resulta complejo dimensionar la magnitud de este fenómeno. De acuerdo con “The Ocean Cleanup”normalmente las zonas con menos estudios son los espacios que se espera que contribuyan con mayores emisiones de plástico. Pese a la falta de información, es evidente que la situación es preocupante con soluciones poco efectivas y una sociedad que se mantiene al margen, gracias a una pobre educación ambiental.

Las autoridades gubernamentales si desean apostar al surf y al turismo deberían de preocuparse por legislar y cuidar más las acciones ambientales en la costa, por ejemplo: ¿tienen estaciones depuradoras de aguas residuales los negocios de la costa?, ¿cómo garantizan que la basura recolectada no vuelve a los río a y al mar?, ¿se podría prohibir el plástico de un solo uso en las comunidades costeras?. Es hora de hacer algo antes que sea tarde…

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

opicardo@uoc.edu

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