Secuaces del criminal de guerra y envenenador serial Putin que componen un “tribunal” condenaron a Alexei Navalni a 19 años de cárcel en adición a los 11 que ya está purgando, una de las más monstruosas evidencias de lo que está pasando en Rusia.
Navalni cometió el mismo grave error que el expresidente Francisco Flores: entregarse a sus enemigos, comandados en ese momento por el ahora prófugo Mauricio Funes, cuyas intenciones eran someterlo a las peores vejaciones y escarnio público que lo aniquilarían física y moralmente.
Funes publicitó un hecho: que antes de asumir el poder pasó dos horas ante la tumba de San Romero, sin duda cavilando cómo iba a valerse de su figura para perpetrar, según la Fiscalía, el saqueo de 351 millones de dólares a nuestro país.
En el momento de su condena, Navalni llamó a sus connacionales a resistir “la banda de traidores, ladrones y canallas” que se ha tomado el poder en Rusia.
Navalni fue rescatado por el gobierno alemán de un hospital ruso, donde convalecía de un envenenamiento que le aplicaron en sus calzoncillos en un vuelo. Una vez que superó las secuelas, volvió a Rusia, donde lo acusaron de no haberse presentado a una cita en un “tribunal” del régimen, lo que era imposible dada su condición, pero bajo los despotismos siempre se fraguan cargos ficticios, siendo el de “lavado” uno muy frecuente en los trópicos y que fue usado contra el periodista guatemalteco José Rubén Zamora para que el corrupto régimen de su país lo condenara a seis años de cárcel.
Acusar de cargos ficticios es lo que mantiene encarcelado al exalcalde Ernesto Muyshondt, cuya deteriorada salud se aprecia en las fotos divulgadas por diversos medios y a quien el régimen no le permite estar siquiera en arresto domiciliario pese a que los jueces lo han ordenado..
Volver a Rusia fue un error gravísimo de Navalni, pues fuera de Rusia y al igual que las personas líderes de la oposición a la sangrienta dictadura de Lukashenko refugiadas en Polonia, su lucha contra el enloquecido Putin habría sido más efectiva, pues muy pocos tendrían igual autoridad para exhibir el enorme costo no sólo en vidas de soldados rusos sino que a la propia economía rusa que la “operación Z” ha causado.
Pese a ello, los actos del criminal Putin muestran más y más desesperación, ya que además del éxodo de centenares de miles de rusos que no quieren ser carne de cañón, morir por una agresión sin sentido a un país democrático, la oposición a la guerra en Rusia va en incremento, a lo que se suman los extraños meneos de Prigozhin, del grupo mercenario Wagner, que socavan más y más el control del enajenado Putin.
Lo usual bajo todo despotismo: encarcelar para sembrar terror
Mercenarios los hubo en toda época y fueron “ataque y defensa” de los reinos y ducados europeos, como lo demuestra la historia de “Giovanni Acuto”, un inglés que fue enterrado en Florencia, donde se puede ver en un fresco pintado por Paolo Uccello, pero cuyos restos más tarde se llevaron a Inglaterra, donde tiene un pequeño monumento.
Apresar y retener sin más razón que sembrar miedo es lo usual bajo los despotismos, como lo demuestra el caso de dos agricultores gemelos y un estudiante de medicina capturados y que se mantienen en los campos de horror de las cárceles del régimen…