Los duendes, figuras míticas generalmente representadas como pequeños monstruos verdes que muchas personas colocan en sus jardines, son la mala influencia que lleva a las personas a abandonarse en cuidar mal su entorno, sus viviendas y, por desgracia, sus vidas.
Cuando los dormitorios están en permanente desorden, con ropa y zapatos tirados en el suelo, bolsas de comida rápida abandonada, con sus dueños en pantuflas y pijamas pese a lo avanzado del día, se dice que está en el “modo duende”, lo que en inglés se denomina como “Goblin Mode”, el más reciente término aceptado por el Diccionario Oxford.
Lo grave, se da a entender, es que al igual que el desorden del entorno en que viven, también sus vidas irán de tumbo en tumbo aunque en un principio hayan sido personas con la posibilidad de salir adelante y ganarse alguna medida de respeto en los lugares donde viven.
Por pereza, por falta de incentivos internos, por cortedad de miras, por estar contentos con lo poco que tienen y que valen, van arrastrando sus existencias hasta que el maravilloso privilegio de la vida, el fugaz instante cuando “somos”, se apaga para toda la eternidad.
El filósofo Séneca, un ibérico que fue atraído a lo que era el esplendor del mundo en el primer siglo de nuestra era y que fue forzado por Nerón a suicidarse, se lamentaba de que la vida fuera corta, por lo que debe vivirse con toda la intensidad posible…
Pero los que caen en el “goblin mode” no solo “viven” fantasmagóricas existencias, sino que inclusive caen en prácticas equivalentes a negar su propio ser, como los que se endrogan o caen en similares condiciones.
Ellos son los que deambulan por el mundo como alcohólicos, fanáticos de falsos dioses, los que luego se convierten en los “sin casa” (los homeless) que pueden verse hasta en urbes del Primer Mundo y que plantean graves problemas a los grupos humanos cuyas vidas están en alguna medida organizadas.
Como señalan muchos, el gran reto es procurar que los niños tengan motivaciones para no caer en la condición del “Goblin Mode”, lo que muchas comunidades están consiguiendo al enseñar a sus niños y particularmente a los “niños de barriada” a jugar fútbol o participar en cualquier deporte, sea el basquetbol, el béisbol, las carreras como competencia, la natación cuando se vive cerca de cuerpos de agua.
Por centenares de miles cada año gente escapa de sus países
La mayoría de personas (se pone de ejemplo de lo que NO debe ser) no tiene mayor curiosidad por lo que está al otro lado de los montes, ir por nuevos senderos, dejar la aldea…
En una película clásica del cine realista italiano se describe a un grupo de jóvenes de provincia resignados a pasar siempre dentro de esos muros mentales, hasta que uno de ellos sube a un tren que lo lleva a una gran ciudad a probar suerte, a abrirse paso en un mundo hasta ese momento desconocido…
Es precisamente lo que muchas personas del interior de nuestros países se arman de valor para buscar trabajo y futuro en ciudades grande, al igual que centenares de miles de venezolanos, nicaragüenses, salvadoreños y guatemaltecos tratan de escapar de las condiciones surrealistas en sus países para buscar suerte en Estados Unidos, en igual forma como africanos y asiáticos intentan llegar a naciones europeas…