El cadáver de un joven teniente, expreso político venezolano exiliado, fue encontrado por las autoridades en una remota localidad de Chile, evidenciando que un grupo de asesinos enviados por la narcodictadura lo buscó hasta raptarlo y darle muerte, según denunció la familia.
Hay otro siniestro paralelo: el piloto que desertó del frente ruso con su helicóptero a Ucrania y que luego se refugió en una remota localidad española en las vecindades de Alicante, apareció muerto, como se dice que está sucediendo a chinos que huyen de la siniestra dictadura de Xi Jinping, que son encontrados muertos cuando fallan en sus esfuerzos para esconderse.
Los servicios de inteligencia estadounidenses, al igual que los de otros países, advierten que los chinos están montando lo que literalmente son centros de espionaje y policía, por lo que cuando alguien va a comer a un restaurante “chino” no sabe si se trata además de un centro más de espionaje.
Alemania también investiga espionaje ruso sobre la fuerza aérea germana y la entrega de armas a Ucrania.
Literalmente las dictaduras con poder montan sus propios escuadrones que buscan “hasta encontrarlos” a disidentes y enemigos, lo que equivale a violar la independencia de una nación.
El asesinato del joven teniente venezolano exhibe lo que se puede esperar de los cabecillas de la narcodictadura respecto a las venideras elecciones en el país, donde han comenzado por acusar de cargos inventados a la dirigente de la oposición y favorita para ganar María Corina Machado, inhibiéndola a ella, como a cualquier otra persona, a competir en la farsa, sin echar mano de lo que hace el criminal de guerra y asesino serial Putin: eliminar a toda persona que se presente como candidato, expediente del que echa mano el binomio Murillo/Ortega que encarcela a cualquier persona que pueda presentar una candidatura.
En esta tierra que en la actualidad es finca privada los procesos electorales son toda una amarga comedia, comenzando por poner en manos de sumisos la autoridad electoral, que deja en manos de policías y matones el control de los centros de votación, usar “manchas bravas” para sembrar el temor, cambiar o intimidar a los delegados de otros partidos distintos al “oficial”, meter papeletas bien planchaditas y marcadas con plumón y no crayón y casi forzar a cambiar resultados.
Y siempre está la amenaza de “aplicar el estado de excepción” a quienes resisten el fraude en un particular recinto.
Cuando se promete, promete, promete pero no se cumple, un país despierta
La baja afluencia de personas a votar es una grieta en el paraíso bukeliano, pues no son masas de idólatras los que defienden al dueño de la finca sino “súbditos”, que se presentan a respaldar el status quo, lo que es de esperarse cuando se promete, promete, promete… pero no se cumple más que una pequeña parte.
Las elecciones municipales fueron poco concurridas pues después que el régimen se embolsó el FODES, ni las alcaldías en manos de grupos cian tienen algo que mostrar, al punto que en muchos casos no hay dinero para pagar salarios esenciales, mientras en otros, como el “Gran San Salvador”, la recolección de basura es muy, muy deficiente; promontorios de basura se ven por doquier….