En muy exitoso futbolista africano, el senegalés Sadio Mané, ha amasado una fortuna de millones y ha dedicado parte de su dinero para mejorar sensiblemente la calidad de vida de su comunidad y zonas adyacentes, construyendo un excelente hospital, una escuela y mejoras en servicios públicos, además de pasar cien euros mensuales a cada poblador.
Adicional a ello y para estimular el estudio de jóvenes, ha establecido premios para los estudiantes destacados, una “siembra de talento” que con el tiempo dará muchos frutos, además de sentar un ejemplo para otras comunidades y regímenes africanos.
En esto vale la frase “saber es poder”, esos jóvenes premiados al igual que sus compañeros, en la medida que adquieran conocimientos estarán en posición de hacer muchas cosas buenas.
Cada quien es libre de usar el fruto de su labor en la manera que más le convenga, pero entre comprar Rolls Royces y similares lujos como se dice es el caso de Mbapé (ahora parte del equipo del Real Madrid) o despilfarrar en alcohol y mujeres, a engrandecer la comunidad que le vio nacer hay una notable diferencia.
“Noblesse oblige” dice una frase francesa que se aplica no solo a las personas de linaje sino a todos aquellos que han logrado fortuna, sea esta sobresaliente en una nación o en la pequeña comunidad de donde salieron al mundo.
Eventualmente el ahora joven futbolista va a poder retirarse donde mejor le plazca, pero es seguro que parte de esos años, pasada su actividad deportiva, será siempre una bien recibida persona, como lo es Eusebio en Portugal (gran estrella del fútbol en su tiempo), el astro alemán Beckenbauer y eventualmente será el tenista Nadal en España.
Hablando de un imperecedero recuerdo, Italia celebra en estos días el setecientos aniversario del nacimiento de San Francisco de Asís, que hablaba con el “Hermano Sol”, con pájaros, con todo lo que la naturaleza presenta a nuestros ojos y que, al igual que Gautama, dejó una vida próspera para su tiempo y salir al mundo y predicar.
En los países requetepobres se hace deporte por amor al mismo
Lo que el joven futbolista hace puede lograrse por un grupo de personas con afecto para sus comunidades y así generar una medida de bienestar e inclusive, como lo pidió el Nuncio Apostólico que hace un año llegó a nuestro país, lograr que se genere empleo y sacar del letargo grupos sociales diversos, una urgente necesidad en estos momentos en que escuelas están sufriendo un grave abandono de parte del régimen.
El deporte, en cualquiera de sus variantes, ayuda a disciplinar a sus practicantes y particularmente a los jóvenes, que tienen que preparar sus cuerpos, seguir reglas, obedecer a quienes dirigen un partido…
El fútbol, obviamente, tiene mucho de espectáculo y es con lo que se recoge para ver encuentros que se pagan jugadores, muchos de los cuales logran hacer importantes fortunas personales, pero los clubes pequeños con frecuencia no tienen dinero para pagar sus jugadores, una queja que hemos oído últimamente dada la gran penuria económica que sufre nuestro país, por lo que muchos deportistas juegan por el placer de hacerlo, no por la remuneración que no hay.