Hay momentos en la vida, dijo la exprimera dama de EE.UU., Nancy Reagan, cuando es muy importante decir NO para rechazar propuestas peligrosas, malvadas o indefinidas.
Jóvenes y adultos deben decir NO cuando les ofrecen drogas, alcohol, participar en turbios negocios, unirse a movimientos cuyas finalidades son vagas o manipuladores.
Ningún joven debe aceptar bebidas alcohólicas o nunca, al menos antes de llegar a la edad legal para ingerirlas, como todos deben rechazar, a la edad que sea, cigarrillos, uno de los vicios mas perjudiciales para la salud y el aspecto, como decir NO a ofertas de demagogos, populistas o estafadores contribuye a evitar graves perjuicios colectivos.
Cuando un político exige que sin pensar los pobladores deben aprobar lo que se propone, se trata de una trampa malévola, equivalente a los aparatos o medios que atrapan animales, pues no decir NO equivale a tomar el papel de un descerebrado y cómplice de patrañas.
La dictadura prácticamente llama antipatriótica la postura de los que dicen NO, como si fuese un delito de “lesa majestad” no arrodillarse, literalmente no entregar el alma.
Donald Trump, ya calificado como “delincuente” por treinta y cuatro cargos por una tribunal de Nueva York, un personaje que miente, tergiversa realidades y amenaza, al menos supo decir NO en las muchas ocasiones a lo largo de su vida que le ofrecieron fumar o “probar” drogas, sabiendo que en ese último caso, “probar” o dar un “chupetón” es condenarse a una asquerosa dependencia para el resto de sus días.
Muchos se limitan a un par de copas de vino o vasos de cerveza por semana, lo que no lleva a terminar la vida siendo una espantosa carga para su familia o tirado en una acera, como con dolor frecuentemente vemos en nuestras barriadas.
Al presenciar esas tragedias, pensemos en lo mucho que se habría evitado de miseria y dolor si, en uno o varios momentos, se hubiese dicho NO.
Esperando que sus víctimas caigan en sus redes, los estafadores hoy en día buscan que les oigan en sus halagos para no recibir de respuesta un claro y contundente NO.
Una trampa que en estos momentos se usa por doquier es “notificar” a la potencial víctima de que les han llegado unos paquetes, preguntando cómo pueden entregarlos. Pero las direcciones son ficticias; pobres quienes prestaron atención a eso en lugar de no responder, equivalente a un rotundo NO.
En películas de dibujos animados es usual que uno o varios personajes tengan en un hombro un angelito, y en el otro, un diablito, cada figurita intentando convencer de lo que ofrecen.
Sobran en estos momentos tristes monstruos que persiguen y asesinan
Toca, en tal hipotético caso, decir NO al diablito y mantenerse en el camino del bien, de lo virtuoso, lo que por desgracia no se aplica en los actuales momentos por quienes están al frente de regímenes, donde “el diablito” parece sobreponerse siempre, como si la alternativa virtuosa no existiera, únicamente el crudo orgullo del malvado enloquecido, como es Putin, los cabecillas de Hamás y dictadores y dictadorcillos en este mundo revuelto y espantosamente peligroso…
¿Puede alguien imaginar que en el podrido cerebro de Kim Jong-un, de Norcorea, o de los ayatolas de Irán, hay alguna consideración por vidas humanas opuestas a sus demenciales ocurrencias ?