Más de cien personas murieron a causa de una bomba colocada en una mezquita de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, que la policía atribuye a una facción de los talibanes, que parejamente asesinan en ese país al igual que Afganistán, donde persiguen a la mujer, le niegan educación y las obligan a taparse de pies a cabeza, además de no poder salir solas de sus casas sin ser acompañadas por un hombre de su familia.
En parte esta tragedia se deriva de dos hechos: el primero, que cada grupo islámico interpreta la doctrina a su antojo, dadas las incongruencias del mismo Corán, utilizado por los grupos radicales como un esquema político militar con un ropaje religioso sobrepuesto.
Para controlar a sus seguidores la doctrina impone obligaciones a lo largo del día y del año, las que son estrictamente vigiladas por los clérigos que manejan cada rebaño, los que a su vez y en ciertas regiones obedecen a jerarquías, como es el Gran Mufti de Jerusalén y, es de suponer, los guardianes de La Meca, el lugar sagrado.
Pero el grado de desquiciamiento de algunos de estos individuos lo expuso en una frase el ayatola que controla Irán, quien, al justificar una condena a una de las personas capturadas en las manifestaciones contra el régimen, declaró que “se había ofendido a Dios”, no al representante de Dios sobre la Tierra como, mutatis mutandis es el Pontífice en Roma para los católicos, sino al mismo “Dios”.
Gran parte de la tragedia que desangra esa región controlada por chiítas pudo haberse evitado si al salir en una forma tan atolondrada como lo hicieron los estadounidenses de Afganistán hubiesen continuado castigando los excesos disparándoles misiles a los grupos terroristas, ya que “la fuerte diplomacia” que pregona el presidente Biden y que por fortuna no se aplica a Ucrania, no funciona contra enloquecidos, contra corruptos extremos como Ortega, contra regímenes que torturan y aniquilan a pausas a sus opositores como el salvadoreño, además de “desaparecer” enormes cantidades del dinero de los contribuyentes.
La más reciente ocurrencia del régimen en nuestro país es colocar fuera de todo control o examen sus “proyectos estratégicos”, como debe de pensar más de alguno en este suelo puede ser planificar la invasión de Chiapas o de cualquiera de nuestros vecinos.
¿Cuáles serán esos “proyectos estratégicos” fuera de hacer desaparecer, en el gran agujero negro en la casa de gobierno, una sustancial tajada de los muchos millones de los préstamos con que El Salvador pagará préstamos que se vencen?
No es broma, pues lo ha dicho el propio ministro de Hacienda: vamos a solicitar préstamos no sólo para financiar el presupuesto del corriente año, sino además para pagar préstamos, la pensada brillante del régimen.
Los más fácil del mundo consiste en inventarse una nueva religión
No solo el Medio Oriente se debate entre religiones dentro de otras religiones, sino que en Occidente la plaga de inventarse “religiones” para “bendecir” sus perversidades y conveniencias es casi lo cotidiano, desde la “Iglesia de la Cientología” que saquea a sus feligreses, “La Luz del Mundo” montada por pederastas, las “iglesias” que “reverendos” montan en sus comunidades en Estados Unidos hasta las que en nuestro suelo surgen como hongos en invierno: un garaje desocupado, ingenuas personas y… ¡LISTO!
Se cuenta que un sujeto se acercó a Voltaire, el eximio pensador francés del siglo XVIII para proponerle hacer una nueva religión.
“¡Magnífica idea!”, fue la respuesta. “Predique, hágase crucificar y resucite a los tres días… y tendrá su religión…”.