Darle la potestad a un fiscal u otro funcionario de decidir por sí y ante sí quién es “terrorista”, como hicieron los diputados cian y sus satélites la semana anterior, es peligroso y abre la puerta a que se institucionalice un régimen de abusos y atrocidades, que en algún momento pueden alcanzar a los que apoyan esta aberración o a los que la celebran, como ocurrió durante la Revolución Francesa.
El lapso que se conoce como “el Terror” durante la Revolución Francesa se caracterizó precisamente por lo mismo: Robespierre disponía a su antojo de vidas ajenas por cargos como haber sido recaudador de impuestos (lo que llevó a la guillotina al descubridor del oxígeno, Lavoisier, al tribuno Danton y al Rey y la Reina de Francia) hasta que él mismo fue guillotinado; se narra que al quitarle la venda con que se cubrió la herida que se autoinfligió intentando suicidarse, un desgarrador alarido marcó el final de ese horrendo episodio de Francia que abrió la puerta para que Napoleón Bonaparte se autonombrara emperador...
Hay, en París, una plaza nombrada en memoria de Danton, “el tribuno del pueblo”...
Tarde o temprano en este saqueado terruño nuestro se levantará un monumento en forma de un enorme dedo índice en memoria de los “dedazos” que caracterizaron los años presentes; “a dedo” se quita o se pone, “a dedo” se asignan obras, “a dedo” se nombran los sumisos del régimen, “a dedo” estamos cayendo en la órbita del dictador chino Xi Jinping, que también “a dedo” hace desaparecer empresarios, bailarines, generales de honrosa trayectoria, como “a dedo” están montando un juicio a quien fuera el director y propietario del principal periódico de Hong Kong, ese maravilloso enclave británico que cualquiera que tuvo la fortuna de visitarlo “antes de Xi” lleva para siempre en el corazón...
“A dedo” Xi dispuso que la alarma del médico sobre el enorme peligro del virus “era propagar falsos rumores”, virus que muy poco tiempo más tarde generó una terrible mortandad en China.
Ahora el fatídico “dedo” lo esgrime a partir de lo resuelto por la legislatura cian el fiscal, literalmente disponiendo a su capricho sobre vidas ajenas a la suya...
Bajo un Orden de Derecho apenas se dan arbitrariedades
Los “dedazos” se dan en el mundo entero, siendo el instrumento con que el podrido Maduro, cabecilla de la dictadura venezolana, anuló la candidatura de María Corina Machado, dispone “a dedo” a quiénes capturar en Venezuela y cuál debe ser el trato que se les dará, de la misma forma como la Rosario Murillo decide qué obispos serán capturados, a quiénes les decomisarán sus bienes y pensiones y quiénes deben “desaparecer” a lo Xi y Putin.
Este último pretende que el mundo crea que está sobreponiéndose en Ucrania, pero sin mencionar el costo de esa agresión en términos humanos: cerca de medio millón de rusos, incluyendo oficiales y generales, han muerto en la contienda, todo esto mientras dicho criminal de guerra y envenenador serial disfruta de sus enormes mansiones y fortuna.
“Dedazos” son siempre un fenómeno muy menor en países que se rigen bajo un orden constitucional y hay precisas limitaciones a lo que funcionarios e inclusive ciudadanos pueden hacer, o como se resume usualmente, el funcionario únicamente puede desempeñarse como la ley lo autoriza, mientras el ciudadano puede hacer lo que la ley no le prohíbe...