Eximir a los constructores de recibir inspecciones y revisión de los cálculos relacionados con las estructuras, fue la causa del desplome de cientos de edificios en Turquía, motivo por el cual se ha ordenado la captura de al menos 131 ingenieros y arquitectos para que respondan con sus bienes y paguen penas de cárcel.
El Salvador no está exento de riesgos, siendo sísmico y teniendo un régimen autoritario que oculta a los ciudadanos, hasta por casi una década, la información de obras y compras públicas.
Eximir de responsabilidad alguna a individuos ligados al bukelismo, a quienes se faculta contratar entre ellos obras, bienes y servicios y reponsabilizar a sus subalternos de daños y perjuicios que sus meneos y sinvergüenzadas provoquen, puede causar tragedias cuando puentes, edificios y estructuras diversas colapsen por falta de supervisión, uso de materiales defectuosos, colocar menos hierro en columnas y vigas… Si la norma es el uso de varillas corrugadas de una pulgada con estribos colocados cada veinte centímetros, pero el picarazo hermano del “señor” funcionario usa varillas de media pulgada con estribos cada cincuenta centímetros, la culpa por los muertos y heridos no será del tal funcionario, sino del subalterno o empleado público “delegado” para ejecutar la obra.
El siguiente paso será, “cumpliendo con el régimen de excepción”, echarle la culpa y encarcelarlo a él o hasta la lavandera, la cocinera y el jardinero en la megacárcel, “de donde nadie nunca saldrá” según palabras del carcelero mayor del régimen.
El historial de edificios que se derrumban en este saqueado El Salvador por el uso de deficientes materiales, mala supervisión, porque en un colado un obrero irresponsable deja metida en medio de una columna la bolsa vacía de cemento es muy triste… De allí que un muy responsable constructor se presentaba a la obra a las seis de la mañana y se retiraba a las ocho de la noche, para ver “con sus propios ojos” lo que las cuadrillas iban haciendo…
La impunidad, puede afirmarse, desemboca en pavorosos infiernos
Como dicen algunos, en las obras de tal naturaleza al lado de la placa con el nombre del presidente o ministro en cuya gestión se llegó a cabo debe haber otra con los datos personales del constructor, el nombre de su mujer y sus hijos, su dirección… Pero, como decimos, aquí todo se oculta, todo se hace a la sombra, como los que no quieren que les fiscalicen las movidas que hacen y las declaran “reservadas”.
Lo probable es que en las obras realizadas durante el bukelismo en las placas saldrá el nombre y datos del funcionario, pero si hay sanciones penales responderá su subalterno. Tómenlo en cuenta, señores empleados públicos…
No hay ruta más directa al colapso de un país, de su economía, de la moral y conducta de sus pobladores, que la impunidad, se trate de la impunidad frente a un saqueo descarado y de los abusos y perversidades que cometan, como en estos momentos está ocurriendo en Irán bajo los ayatolas instalados en el poder por el malvado expresidente Carter de Estados Unidos.
¡O tempora, o mores! Vaya tiempos y costumbres exclamó Cicerón en el Senado romano por los abusos de Catilina, frase que encaja con parte de lo que está ocurriendo en este suelo y que hacen de Catilina “un niño de teta” en comparación.