De ocurrencia en ocurrencia…
Pese al enorme número de vehículos que hay en el país —vehículos viejos, nuevos, chatarras ambulantes como la del hombre que no tiene más opción que usar la ruina en ruedas que tiene para trabajar— el régimen no va a exigir que los constructores doten de estacionamientos en sus proyectos en el Área Metropolitana de San Salvador, lo que puede forzar que pasajes, parqueos ajenos, canchas —como las que se han tomado las alcaldías de Mejicanos y la capital— sean invadidos, lo que en muchos casos ha provocado conflictos personales y hasta homicidios.
Estacionamientos públicos hay, pero cuestan dinero para mantener y ocupan espacios valiosos. Hay ciudades en el mundo que “ya no saben que hacer con la saturación de vehículos”, lo que da lugar a la construcción de estacionamientos verticales o subterráneos.
En algunas ciudades no se puede comprar un vehículo a menos que se cuente con un espacio donde estacionarlo, lo que ha obligado a muchos a utilizar bicicletas motorizadas o depender del transporte público, que con frecuencia permite llegar de un lado a otro en menos tiempo.
Se dice que en Nueva York tener un vehículo es casi impensable, dado el costo de una plaza de garaje, lo que ha dado lugar a compartir vehículos cuando personas de un vecindario deben ir a un centro urbano.
Que no se exija a los constructores dotar de estacionamientos sus unidades tiene “el tufillo” de pícaros con influencia que no quieren cargar con ese costo adicional y que, por lo mismo, no les importa generar problemas para los futuros usuarios de esos edificios.
El hecho mismo de que “quieran zafarse” de la responsabilidad indica que también, con toda probabilidad, van a usar materiales no adecuados además de no ocuparse de que esas edificaciones no vayan a derrumbarse en el próximo terremoto, como sucedió en Turquía al colapsar edificios porque el régimen dictatorial no exigió a los constructores cumplir con normas lógicas.
El dictador turco, Erdogan, fue quien convirtió en mezquita Hagia Sofia, el histórico templo cristiano y monumento que sirvió de ejemplo para edificar San Marcos de Venecia, la esplendorosa joya arquitectónica orgullo de la Perla del Adriático y del mundo occidental.
En Mejicanos se toman canchas pero dejan la basura sin recoger
Los parques, espacios verdes, los jardines de las colonias, las canchas no son “terrenos baldíos”, sino pulmones urbanos, áreas donde la gente pasea, lleva a sus niños, rompe la monotonía diaria.
Y es debido a esos pocos espacios que el área alrededor del Monumento a El Salvador del Mundo es de lo poco que queda, más después del inexplicable descuaje de árboles perpetrado por la dictadura casi al inicio de su mandato..
Las ciudades no deben convertirse en “planchas de cemento”…
Durante la presidencia de Funes —el acusado del saqueo de 351 millones de dólares de todos los salvadoreños— para montar el Sitramss se descuajó el Parque Infantil y convirtió en cárcel la Ciudad de los Niños que funcionaba en Santa Ana, una obra de sacerdotes salesianos… así también robaron jardines comunales, canchas… sentando el precedente que envalentonó a la alcaldía de Mejicanos para usar una cancha como estacionamiento de empleados.
Hasta el momento el Ministerio de Educación no ha dicho nada, pese que para coronar el atropello la Alcaldía de Mejicanos no cuenta con camiones recolectores de basura, por lo que los vecinos reclaman que montañas de desperdicios se acumulan día a día en barrios y colonias…