La diabetes, azúcar en la sangre para ponerlo en términos simples, está incrementándose en Estados Unidos y presumiblemente en el mundo, lo que obliga a todas las personas a vigilar la ingesta de dulces, harinas, pasteles… de “tantas cosas ricas” que no sólo pueden llevar a la obesidad, un problema de por sí grave por sus consecuencias, sino a la muerte prematura, llagas, amputaciones…
El ejercicio regular contribuye a mantener el cuerpo sano, como simplemente no comer de más, hasta “reventar”. La prudencia, medir la cantidad de alcohol que se consume y revisarse los niveles del azúcar en la sangre, además de vigilar la grasa —la buena y la mala— y no ser, como se dice en inglés, “un couch potatto” (pasar frente a la televisión comiendo chucherías).
En nuestros países hacerse un chequeo de sangre no requiere una “receta médica” como en el Norte, lo que convierte el proceso en algo lento y costoso, la gran sacadera de los médicos de allá: hay que ir al médico, éste examina al paciente y receta el examen de sangre, luego volver al médico pues los pacientes no reciben los resultados…
Considerando, como se suele decir, que “las cosas ricas en la vida o engordan o chocan contra la decencia o están contra la ley”, es explicable que en nuestro entorno se vean “tantas y tantas barrigas”.
Un taxista en Puerto Rico se ganó el premio de supergordo por tener una cintura de un diámetro de casi dos metros… un horror que se suma a los supergordos, algunos de los cuales no pueden ponerse de pie y necesitan que alguien los limpie, etc…
Enrique VIII de Inglaterra era tan gordo, lo que hemos mencionado, que tenían que limpiarlo. La fetidez del monarca era tal que a varias habitaciones de distancia su real presencia se detectaba, pero “bañarse” era considerado por los tatas curas de esos tiempos como pecaminoso, a lo que se sumaba el que creían que el agua podía penetrar el cuerpo.
Y el problema no son las personas por ser gordas, sino la enfermedad de la obesidad, que pone en peligro corazón y circulación y, en consecuencia, riñones, páncreas, hígado. No es un problema de apariencia, sino de salud personal.
“Nada en exceso” es una máxima de los griegos que debemos acatar
La película “La Vida es bella”, donde se relata el horrible calvario de una familia italiana judía que es llevada a un campo de concentración nazi a morir pero cuyo hijo pequeño sobrevive, nos dice una gran verdad: la vida es bella, es el momento luminoso que cada ser humano recibe de Dios y que, por lo mismo, hay que aprovecharlo cada segundo…
Duele hasta lo más profundo del alma informarse de los vicios, lo que incluye toda clase de drogas, en que caen tantos jóvenes y adultos para perderse, literalmente escapar de la realidad, vivir embrutecidos, término que se deriva del bruto, el animal, la bestia.
Es lamentable que, hasta donde sabemos y especialmente desde que se suprimió, junto a la lógica, la enseñanza de higiene donde en parte se ayudaba a la gente a velar por su cuerpo, que tantos entre nosotros descuiden lo más valioso que tienen, además de olvidar que “mente sana en cuerpo sano” es de las máximas griegas más importantes, junto a otra que los que se hartan hasta no poder, olvidan: “nada en exceso”, no abuses de nada…