En forma grosera, como es su proceder desde hace un tiempo, la policía apresó a un joven productor audiovisual por el hecho de vivir en una colonia cuyos residentes son de bajos ingresos, lo que en estos azarosos momentos casi equivale a ser perseguido.
Cinco meseros de un restaurante, debidamente identificados con sus uniformes, fueron detenidos al salir de su trabajo, les quitaron sus camisas, los hincaron y los escarnecieron difundiendo fotos de ellos como si se tratara de delincuentes.
Deportistas, emprendedores, trabajadores y hasta miembros del partido oficial han sido detenidos y tratados como criminales sin siquiera haberse determinado que lo sean. Las historias que llegan a nuestra Redacción nos causan gran desasosiego, pues literalmente “justos pagan por pecadores” sin que haya alguna instancia donde pueda demostrarse que un detenido tiene trabajo, es decente y se ocupa de no meterse en problemas.
Ya hubo un caso de una persona detenida por uno de estos “policías” por no llevar el recibo de compra de su celular (lo que nos lleva a preguntar a nuestros lectores si alguno de ellos y después de salir del establecimiento donde compró su celular, lleva consigo tal documento). Otra persona fue detenida por NO portar un celular...
Pero ya lo dijo el supremo legislador y juez en nuestro suelo: tal vez un uno por ciento de los apresados va a salir de la cárcel, una postura muy similar a la aplicada en Nicaragua, donde a quienes en alguna pequeña manera puedan destacar, les quitan sus pasaportes, convirtiéndolos en rehenes...
Un padre preguntó cuál era el motivo de apresar a su hijo; por respuesta lo apresaron a él también.
El régimen se ufana hasta ahora de haber apresado a 14,000 personas en las redadas antipandillas durante menos del mes del Régimen de Excepción y quiere prorrogarlo otro mes, con lo cual a ese ritmo llegaríamos a 30,000 capturados, que se sumarán a los 40,000 reos que ya tiene el sistema, según fuentes oficiales.
Día a día se conocen más y más casos de personas encarceladas sin causa justificada y sin que nadie dentro de la corte imperial pueda justificar tales capturas; una exministra de salud, una científica, un exministro de Hacienda, un exalcalde... los mantienen aislados en el nuevo archipiélago Gulag de las prisiones políticas, como lo describió Alexandre Solzhenitzin.
El más famoso preso por acusaciones no demostradas y cuando cada apelación lo hundía más en la cárcel es Edmundo Dantes, el personaje de la novela de Alejandro Dumas El Conde de Montecristo, que pasó veinte años recluido en la isla de If.
Que, en lugar de un juez, el destino de una persona lo decida el policía que ese día han destacado en el barrio o el que detiene a un automovilista, comprueba lo grotesco de la situación en que ha caído El Salvador... Llegará el momento en que los nulpensantes en nuestro suelo comiencen a atar cabos y se pregunten si vivir sin brújula certera de cómo actuar es una forma de vida con algún sentido.
Cada día más personas apresadas sin que haya auténtica seguridad
Para cumplir con el plan de detenciones, infundir terror en toda persona, el régimen ha anunciado la construcción de más cárceles, para lo cual inclusive expropiarán al capricho propiedades que cumplan con su plan de gulag-izar el país, tener calabozos donde ir a tirar detenidos al capricho del policía que tiene que, por las señales que hay, cumplir una cuota que satisfaga al régimen en ese momento.
Algunos piensan que el objetivo es hacer un reinado del Terror, como Robespierre durante los aciagos años entre 1789 y 1799 de la Revolución Francesa, un instrumento de “gobernabilidad”, someter a toda la gente por miedo, lo que según la publicación de El Faro, hizo que cuatro periodistas abandonaran ya nuestro país.
¿Cuál puede ser una solución a lo que está sucediendo? Pedir asistencia al exterior para establecer un tribunal que examine casos y ponga en libertad a los detenidos sin causa justificada más que lo decidido por el cachuchudo que los atropelló.