Que en las redadas indiscriminadas de personas ordenadas por la dictadura se hayan capturado hasta niños de 12 años para sumirlos en lo que son escuelas del crimen, exhibe el drama que sufre la niñez en nuestro país, donde tantos de ellos se enfrentan a horribles futuros, a caer en vicios, morir jóvenes o terminar en calabozos donde pasarán hambre.
Según el régimen, hay 1,080 menores detenidos por presuntos vínculos con pandillas, con edades entre 12 a 17 años, durante el estado de excepción.
Muchos niños salvadoreños enfrentan la desintegración de las familias, el abandono y ahora el riesgo de ser capturados y llevados a centros donde no se garantiza que no los hundirán en la criminalidad. A esto se agregan los pequeños a los que se les impide ser adoptados debido a celos burocráticos.
¿Cuáles son las perspectivas que enfrenta un niño que queda huérfano? Indistintamente de su condición, de su potencial, de su gracia o falta de ella, una mayoría ingresa al orfanato que administran religiosas del Hogar del Niño en San Jacinto o a otras instituciones humanitarias. Pero otros quedan en manos de burócratas que han encontrado una mamandurria y se ocupan más de su bienestar que del futuro de las criaturas, un drama que se repite no solo en nuestro suelo sino en otros países como España.
La opción lógica es facilitar que los niños puedan ser adoptados tanto por familias salvadoreñas como del exterior, pero hay por desgracia para las criaturas una especie de trama diabólica que impide tales adopciones, como lo viene sufriendo desde hace largo rato una persona que estuvo vinculada a nuestro grupo editorial.
Literalmente se da un dramático contrasentido de familias sin niños como de niños sin familia, aunque muchas parejas y personas simplemente adoptan de hecho a niños para educarlos bien y en tal manera también tener un sostén en sus años dorados, ahora bajo grave amenaza por la intención de la dictadura de robar los ahorros de pensiones de los trabajadores.
Nosotros vivimos muy de cerca el caso de una muchachita, hija de una pobre mujer que estaba recluida por problemas mentales, que nos pidió que la adoptáramos, lo que no pudo ser porque una pareja estadounidense la había pedido antes, lo que hizo que Danielita pasara casi un año con nosotros hasta que fue entregada a sus nuevos padres. Al llegar con ellos a Estados Unidos de inmediato recibió la ciudadanía y fue a su nuevo hogar en Indiana.
Danielita, ahora de diez ocho años, es artista gráfica, toca el clarinete y dirige orquestas juveniles...
Espanta el futuro de niños que no cuentan con familias
En algún momento se dispuso que solo salvadoreños podían adoptar niños salvadoreños, pero en las condiciones de calamidad en que ha caído nuestro país la consecuencia es que los niños huérfanos queden sin quién por ellos.
Las adopciones tienen que autorizarse por la Procuraduría General de la República y tribunales de familia, pero varios funcionarios se vanaglorían de no haber permitido una sola adopción, lo que equivale a sentirse orgullosos de arruinar el futuro de tantos niños, condenarlos a vidas de pobreza y, lo que es peor, a ser reclutados por las bandas criminales.
Ciertamente es importante asegurar la salud e integridad física y mental de los niños, pero no se puede exagerar el celo y negarles su derecho a crecer en una familia.
Por esos niños no se escuchan voces de grupos abocados a proteger derechos humanos, de sacerdotes, de nuncios agazapados en sus palacetes...