Por una denuncia anónima fue apresado Juan Carlos Cornejo, quien en su tiempo libre se dedica al rescate de animales domésticos abandonados.
Los vecinos y personas que lo conocen desmintieron el cargo, un acto que siempre expone a que a su vez sea capturado, forzado a firmar una “confesión” y luego a su vez golpeado en el “régimen de atropellos” vigente desde hace más de dos años… Perdón a nuestras audiencias, quisimos decir “régimen de excepción”.
Juan Carlos, según sus familiares, está parcialmente incapacitado debido a un accidente laboral, por lo que les era imposible hacerle llegar los fármacos, lo que acrecentaba su angustia.
Tuvieron que pasar cinco meses y la publicación de su historia en El Diario de Hoy para que fuera liberado, pues el carcelero mayor —el mismo incluido entre los corruptos de la lista Engel— no quería dejarlo salir a pesar de que un tribunal de Santa Ana lo había ordenado. Es evidente que se siente un supra-tribunal y con la impunidad suficiente para imponerse a la orden de un juez, como hace muy poco tiempo rehusó que uno de los presos políticos del régimen, el exalcalde Ernesto Muyshondt, fuera procesado en su hogar, sin duda cumpliendo instrucciones emanadas desde el mismísimo templo donde reina Mahoma…
Son numerosos los casos en que personas para quienes se había decretado su libertad se las niega, inclusive enfermos que estaban a punto de morir pero a quienes se les privó de salir y han perecido en la cárcel sin ningún ser querido a su lado, según denuncian organismos humanitarios.
Juan Carlos se suma a los siete mil detenidos bajo el estado de excepción o estado de sitio que el régimen ha tenido que liberar, no sin antes hacerlos pasar varios meses tras las rejas y después ni disculpas les piden por los vejámenes y el hambre sufridos, hacerlos perder sus trabajos y dejar sin sustento a sus familias.
Esto comprueba la ausencia de una centésima de miligramo de piedad, muy al estilo del criminal de guerra y asesino serial Putin, ahora huésped del monstruo de Corea del Norte, Kim Jong-un, cuyo último acto ha sido enviar a Corea del Sur grandes globos con basura…
Una bomba nueva puede destruir los laboratorios nucleares de Irán
Los actos de Putin y Kim, del chofer al frente de la narcodictadura venezolana y lo que perpetran los enloquecidos ayatolas de Irán a quienes Jimmy “derechos humanos” Carter entregó el poder, hacen que la buena gente del mundo se pregunte ¿quiénes podrán protegernos a nosotros con algo más que “sanciones diplomáticas”?
El venezolano Diosdado dijo hace muy poco que las sanciones y condenas de la comunidad internacional las recibe, las dobla con cuidado y las mete en una cajita… Similares “cajitas” con sanciones y regaños diplomáticos se dice que hay en Capres, en el Kremlin, en Managua y en tantos países africanos y del Medio Oriente controlados por gorilas…
Lo último en esta serie de “regañitos” es que a la disidente iraní Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz, sus “carteristas” verdugos le han incrementado un año la pena de cárcel…
Un rayito de luz en lo de Irán es que se informa que Estados Unidos ha exhibido un avión con un artefacto capaz de penetrar varios metros de concreto, más o menos lo que debe tener encima el laboratorio donde Irán está desarrollando un artefacto nuclear para destruir Israel y extorsionar al resto del mundo…