La primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, anunció un plan para bajar impuestos, lo que ha causado un impacto negativo en los mercados financieros británicos e internacionales. Posteriormente tuvo que retroceder y desistir de la rebaja fiscal a las rentas más altas.
Se dice que el plan no es malo, sino que fue mal concebido y lanzado en un momento de transición inadecuado.
Lo que la primera ministra Truss ha tratado de hacer es fundamentalmente volver a los esquemas de economía de mercado que fueron clave para la reconstrucción tanto de Europa después de la Segunda Guerra Mundial como del Japón y de los ahora "Tigres del Asia", una de cuyas fulgurantes joyas es Corea del Sur, el contraste al horror que está al otro lado de la frontera con Corea del Norte.
Un plan que suponga una rebaja de impuestos para todos no puede más que impulsar las economías, como se ha demostrado en el pasado. Los únicos que se oponen o se rasgan las vestiduras son los que alegan que menos impuestos dejarán al gobierno sin los recursos para atender "necesidades sociales", como en su momento sucedió en Estados Unidos previo a la toma de poder de Ronald Reagan: se atacaban sus iniciativas calificándolas como "reaganomics" y alegando lo mismo: "los pobres y necesitados" iban a quedar sin protección y etcétera, etcétera, etcétera...
Pero la rebaja de impuestos se demostró más que efectiva, pues los ingresos fiscales se incrementaron gracias al empuje que se dio a la economía.
Ya antes y enfrentando un descenso en la actividad económica, John Kennedy también recortó impuestos con los mismos resultados: la economía prosperó, pues las empresas invirtieron para aprovechar la oportunidad...
Con el pretexto de lo social crearon 22 nuevos impuestos y saquearon a El Salvador
En nuestro país la experiencia de elevar impuestos para atender "lo social" condujo no solo a un descenso en las prestaciones de los grupos menos productivos, sino al saqueo de fondos públicos, tanto de parte de la gestión de Antonio Saca (que afirmaba que lo "social" era la prioridad de su régimen) sino al desvío de presupuestos de los ministerios a CAPRES, donde luego esos dineros eran "privatizados": el saqueo fue de más de trescientos millones de dólares, muy similar a lo que se le atribuye a Funes, que para sostener su imaginaria gran sensiblería social creó 22 nuevos impuestos, todos dañinos al crecimiento.
De Funes quedaron ocurrencias como la “fábrica de empleos” que engordó el Estado con gente improductiva, al mismo tiempo que desapareció proyectos como la Ciudad de los Niños de Santa Ana, cuya gran labor lo atestigua que uno de nuestros colaboradores, ya retirado, hizo su vida gracias a ser un alumno de la institución, como tantas otras personas de bien.
La primera ministra Truss tiene no solo que recomponer el descalabro que dejo Boris Johnson, sino y siguiendo el ejemplo de Margaret Thatcher, recortar burocracia, programas inútiles, subsidios a los que no quieren trabajar, los zánganos que viven del trabajo ajeno.
Todavía no se ha calculado grosso modo los nefastos efectos del Brexit de Johnson, que al separar al Reino Unido de Europa afecto negativamente muchas industrias y actividades, con el agregado que ahora los escoceses están pensando hacer un referendo para determinar si siguen como británicos o se independizan.
Una torpeza y más una descomunal torpeza siempre genera males peores a los que supuestamente se buscó corregir.
Es claro que Reino Unido pasa por un momento muy difícil con el alza del gas a causa de la agresión de Putin a Ucrania, que amenaza a familias de la tercera edad entre el espectro de morir de hambre o morir de frío o ambos horrores...
Morir de hambre, frío, bombas y metralla es el espectro que amenaza a tantos jóvenes rusos que son la carne de cañón con que el criminal de guerra y envenenador pretende "salvar su prestigio..."