Todo espacio que pueda sembrarse para obtener verduras, tubérculos, frijol y maíz debe aprovecharse, desde áreas que se habiliten en jardines de viviendas, huertos escolares o lo que comunidades tengan a su alcance, considerando que muchas familias han caído en la pobreza como consecuencia de las disposiciones del régimen, el creciente endeudamiento del país y el hecho de que el gasto en propaganda y el sostenimiento de una fuerza policial desproporcionada están castigando a las familias mas pobres.
Entre octubre de 2022 y el mismo mes de 2023, la canasta básica aumentó $17.94. Los alimentos esenciales para una dieta saludable son los más afectados por el incremento.
Según la asociación Campo, la producción de 2022 fue un 43 % menor que la de su predecesora, pasando de 28 millones a 19 millones de quintales. El gran catalizador fue el alza de los insumos agrícolas: el costo de generar 100 libras de frijoles se duplicó, pasando de costar $35 a $70. Muchos decidieron no sembrar: la oferta local se fue en picada. Lo que no dio la tierra salvadoreña se trajo del extranjero. Y subieron los precios.
El Salvador se ha vuelto deficitario en alimentos; hasta el momento el régimen no ha dicho cómo solucionará el déficit de ocho millones de quintales de granos para que no se genere una hambruna pues “préstamos” para éstos no serán fáciles de obtener ya que hay regiones y particularmente en África y el Medio Oriente más asediadas por el hambre de lo que es Centro-América, donde tenemos la dicha de recibir del Buen Dios mucha agua durante la estación lluviosa.
Por desafortuna los encargados del manejo del agua no han movido un dedo para crear embalses, dependiendo más y más en pozos con el riesgo (no podemos menos que repetirlo una y otra vez) de perforar el manto freático, como los muy inteligentes encargados de “Avenamiento y Riego” hicieron de Zapotitán, un valle fértil con nacimientos de agua, el mosquero que es actualmente.
El Salvador no ha logrado superar la “reforma agraria” que forzaron al expresidente Napoleón Duarte imponer, que entre otros males estuvo a punto de arruinar la banca hasta que don Alfredo Cristiani puso en pie el sistema.
Sembrar alimentos permite ayudar a familias que en estos momentos sufren dificultades para alimentarse, por lo que cualquier aporte es siempre útil, un alivio, más considerando que los niños que no desayunan y a quienes no se les brinda desayuno tienen rendimientos académicos menores...
Muchos hogares cultivan sus especias de cocina —clavo, orégano, pimienta, cilantro, canela, comino...— en un pequeño espacio, a lo que se agrega que en áreas muy pequeñas pueden cultivarse hidropónicos.
Cada espacio debe aprovecharse, incluyendo huertos escolares
Las comunidades, por su parte, pueden hacer sus pequeños embalses para contar con agua gran parte del año, un programa que costaría muchísimo menos que rehabilitar El Chaparral, un programa “estafa” de unos pícaros italianos y en el cual “la montaña se movió”, lo que geológicamente es imposible a menos que sea causado por grandes movimientos telúricos.
En la erupción del ahora lago de Ilopango la “montaña no se movió” sino que voló por los aires como la explosión del Volcán en Santorini que acabó con la civilización de Creta....
Es un deber cívico sembrar alimentos para ayudar a familias necesitadas, lo que deben hacer familias y comunidades...