La Navidad sin presos políticos ni secuestrados pidió a Dios nuestro santo Romero en diciembre de 1978, un anhelo que se repite en muchas latitudes y es el clamor silencioso o creciente en nuestro país, en Guatemala y especialmente en Nicaragua, donde los excesos de Ortega y la Murillo sobrepasan todo lo visto en la región.
En numerosos países el desmantelamiento del Orden de Derecho, de normas que garanticen un mínimo de protección a los ciudadanos está siendo ignorado, lo que abre la puerta a horribles represiones.
Se ha ligado al criminal de guerra Putin, envenenador, con el asesinato de potenciales o reales opositores; en el último par de semanas varios altos personajes rusos, incluyendo al director del principal astillero del país, han muerto de golpe sin que el régimen aclare la causa de esos decesos.
En Irán los enloquecidos ayatolas están recurriendo a toda clase de brutales medidas para detener una revuelta contra su teocracia que cubre la nación entera, esto mientras continúan suministrando drones a Rusia para arrasar infraestructura civil en Ucrania, desde ferrovías hasta centrales eléctricas, lo que inclusive los nazis no perpetraron, fuera del intento póstumo de incendiar París, una orden que no obedeció el comandante de las fuerzas alemanas en Francia.
Mientras, un tribunal de Birmania —y ya se sabe cómo operan los tribunales en las dictaduras— acaba de alargar la sentencia a prisión de la expresidenta y acreedora del Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, crítica del corrupto régimen de generales que están acumulando enormes riquezas personales, ya que Birmania es rica en minerales raros y la piedra preciosa rubí.
Pero lo que está sucediendo en Afganistán, donde los talibanes pretenden volver a los tiempos de Mahoma y persiguen a la mujer, rebalsa todo lo visto en este y el pasado siglo.
La dictadura en nuestro país ha ordenado la captura de la exalcaldesa de Soyapango, Nercy Montano, por lo que son “pecadillos” si se comparan con los masivos saqueos a gran escala que los “tribunales” salvadoreños simplemente ignoran.
Presos políticos son desde Ernesto Muyshondt hasta los tuiteros y comunicadores críticos contra la dictadura y otros detenidos arbitrariamente en las redadas, sin que sus casos sean depurados con la debida urgencia…
Más y más se denuncian torturas en cárceles salvadoreñas
Las condenas a prisión por quince, veinte y treinta años por denunciar abusos del régimen fueron una modalidad castrista, repetida por las dictaduras en muchos países. Jóvenes, inclusive adolescentes que participaron en las demostraciones pacíficas contra la dictadura en Cuba han sido sentenciados a varios años de cárcel, en igual forma como cualquier persona que pueda considerarse “presidenciable” en Nicaragua está en prisión, incluyendo la hija de Pedro Joaquín Chamorro.
En nuestro suelo las prisiones son centros de tortura, como han denunciado entidades internacionales que investigan estos horribles hechos, torturas que aun cuando no lleguen a los extremos de la Iglesia medioeval en Europa son siempre torturas, como las aplicadas por los nazis y son frecuentes en Venezuela, no digamos en Corea del Norte, donde un tío del enloquecido dictador fue arrojado a una calabozo donde perros furiosos lo mataron.
Más y más la amenaza de cárcel se cierne contra quienes el régimen considera opositores y que ha forzado a periodistas y políticos a buscar refugio en otros países.