A la desgracia del mal suministro de agua —aguas turbias con frecuencia—, la "sed por el oro" del régimen puede terminar de envenenar los manantiales de la República, como denuncian la Iglesia Católica, la UCA y organizaciones ambientalistas.
Ciertamente, es decepcionante cuando le endulzan el oído a la gente y después se da cuenta de que es una farsa o puede ser contraproducente no sólo en el presente sino también para futuras generaciones. Hay que asumir esas realidades también, pues no por gusto se decretó una ley que prohíbe la minería a cielo abierto, se enfrentó un juicio multimillonario en Washington contra una minera que reclamaba "derechos" de explotación y se ha señalado cómo contaminarían el Lempa las operaciones de una mina en Guatemala.
La preocupación es válida tanto entre las comunidades de Cabañas y del resto del país como en muchas otras partes del mundo, en Ghana, por ejemplo, donde está causando enfrentamientos entre mineros y los pobladores que rechazan las operaciones.
Echar mano de un supuesto regalo de "Dios" al país "que no debemos despreciar" se asemeja a los grandes beneficios que el torrente de préstamos acarreado, elevando la deuda interna a niveles jamás visto y en el proceso arruinando el crédito nacional.
Cuando se colocan en una balanza beneficios y perjuicios no cuesta saber —como sucedió con el intento de reemplazar el dólar con bitcoins— cuál será el resultado.
La mayoría de las fuerzas vivas, entre ellas la UCA, coinciden: la minería es contaminante, pues cada onza de oro que se extrae consume enormes cantidades de agua y requiere emplear arsénico y otras sustancias altamente tóxicas.
En un editorial, retomado también en estas páginas, la Universidad expone que "la cuenca de la principal fuente de agua, el río Lempa, abarca casi a la totalidad del país. En un estudio de la UCA se determinó que más del 90% de la población depende directa o indirectamente de este río, incluyendo a 1.5 millones de personas que reciben agua potable en el área metropolitana de San Salvador".
"La decisión de prohibir la minería de metales no fue algo antojadizo ni ingenuo, sino que se sustentó en preocupaciones legítimas sobre el agua. Si bien el desarrollo es deseable y necesario, no a costa del deterioro sistemático de la principal fuente de agua nacional, de la precarización de la vida de la población y de la destrucción irreversible de los ecosistemas", dice la UCA.
Por su parte, la Iglesia Católica pidió "priorizar la vida humana y el medio ambiente sobre los intereses económicos que perpetúan el daño social y ecológico".
No hay que ir muy lejos para encontrar un paralelo de los graves daños que causa al medio ambiente, a la fauna y flora, al manto freático la minería a "cielo abierto": las minas de cobre que políticos corruptos de Panamá concedieron a una entidad supuestamente canadiense han levantado muchas críticas, al punto que el famoso actor de cine Leonardo di Caprio ha promovido un movimiento en contra de esa minera, que se niega a retirarse e inclusive la firma de abogados que los representa postuló a uno de los suyos para presidente y en tal forma asegurar Dios sabe cuántos años más de explotación.
Pero el abogado fracasó en su intento, a lo cual se agrega el hecho de que había tantos candidatos a presidente que la gente se esforzaba por votar a favor del "menos pior" entre ellos.
De ocurrencia en ocurrencia sin medir consecuencias…
Muchos observadores de lo que pasa en nuestro país van de "asombro en asombro" pues cada ocurrencia del bukelismo sobrepasa la anterior, como cuando de golpe y porrazo, sin estudios convincentes, se redujeron los municipios nacionales de 262 a 44, lo que llevó a muchas localidades a no tener recursos para servicios básicos.
Las ocurrencias pasan después a ser arbitrariedades, como que personas confinadas a los campos de tortura son liberadas con una orden de libertad, pero esta no se cumple porque al carcelero no le da la gana, desobedece a los propios jueces del régimen, lo cual seguramente será el "regalo" en esta Navidad a las familias de inocentes detenidos.
El régimen alega que se permitirá la minería "con respeto al medio ambiente y de manera moderna y responsable", pero todos sabemos que de lo que parecen buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.
Se narra que en la antigüedad un tirano cuya sed por el oro era insaciable, al ser derrotado los vencedores le dieron muerte derramando oro líquido en su boca, un hecho que espanta, como la ambición y avaricia que llevaron a Midas a su perdición.