El hambre es la secuela invariable de las dictaduras, pues tarde o temprano y a medida que medidas sin sentido van implementándose (a lo que se agrega el saqueo implacable de dineros públicos) las penurias de la población van creciendo, lo que, en el caso del desastre causado por los clepto-militares en lo que fue Birmania, renombrada Myanmar, ha llevado a que muchos ofrezcan vender uno de sus riñones a personas del Primer Mundo que los necesiten.
La brecha entre clases --los que tienen y los pobres que son la mayoría-- es de las más altas del mundo, lo que contempla el resto del planeta, insensible a las grandes hambrunas que no pasan de emitir "sanciones diplomáticas", que, como en el caso de la dictadura venezolana y en palabras del capo de la droga, "se doblan cuidadosamente y se meten en una cajita".
En Birmania la opresión ha llevado a que monjes budistas (la religión de la mayoría de birmanos) se inmolen con fuego. Los déspotas se regalan a sí mismos con todos los lujos, las comilonas, suntuosas residencias, aviones y helicópteros privados, caravanas de vehículos de lujo blindados.... el hambre y las penurias de la gente no les mueve un ápice llegando inclusive a rechazar la presencia en sus cercanías de esas personas desafortunadas, que entre otros hechos tienen que vivir hacinadas en viviendas que con frecuencia no cuentan con servicio de agua.
Birmania en sus inicios fue una parte de China o al menos un protectorado, pero hasta el momento los chinos --que están en conflictos "de baja intensidad" con Filipinas--, no han ejercido presión alguna para que la situación se arregle. Si hay birmanos que ofrecen vender un riñón, no cuesta imaginar la condición de los servicios asistenciales en el país, lo que lleva a dudar que haya campañas de vacunación de niños contra el sarampión, la tosferina y todos los males que acechan a los humanos.
El rebrote del sarampión en nuestros países es una consecuencia del colapso de los servicios asistenciales en la narcodictadura venezolana, que entre otras calamidades ha llevado a que los adultos mayores estén sin nadie que los cuide y prácticamente sin poderse curar cuando se enferman, ya que los jóvenes venezolanos, o los que pueden, han salido del país, huyendo de la calamidad del chavismo. Eso en un país con las mayores reservas de gas y petróleo del mundo, con montañas de hierro puro, un territorio fértil, grandes ríos...
Si Maduro se auto-obsequió un avión de trece millones de dólares, confiscado por Estados Unidos en Santo Domingo, no cuesta imaginar la regalada vida de los militares y poderosos del régimen, la que obviamente contrasta con venezolanos buscando comida en basureros...
Los jóvenes se llevan la peor parte
El saqueo imparable en las dictaduras conduce al deterioro de la infraestructura, al abandono de las escuelas y lugares de enseñanza, a deficientes servicios de agua, a calamidades inimaginables de grupos humanos. A esto se agrega la falta de empleo para jóvenes y personas de toda condición, que van por la vida sin poder sostenerse ellos y sus familias como quisieran...