Los náufragos en el mar suelen morir cuando, para calmar su sed, comienzan a beber agua salada, lo que se vuelve incontrolable en muy pocos minutos y la desesperación los lleva a la muerte... En nuestro país el igualmente desesperado afán del régimen tras el dinero está adquiriendo proporciones nunca antes vistas: despidos de hasta 8,000 empleados públicos según los sindicatos, muchos de ellos sin reconocerles un centavo; elevar las multas por mala conducción en el tráfico y cobrarlas al dueño del vehículo cuando no paga el conductor, relanzar la minería aunque los salvadoreños la rechacen...
Ya lo expuso nuestro columnista, el reverendo Mario Vega, "se sabe que el oro que hay en El Salvador es de baja densidad, por lo cual requiere cantidades inimaginables de agua y el uso de arsénico, de cadmio, de plomo. No hay procedimiento químico limpio y esto lleva a una contaminación inevitable", es decir, envenenando en el proceso el agua que todos bebemos.
A esto se suma otra más que pasmosa decisión: que del dinero que los municipios cobran para recoger basura, la mitad debe pasar a CAPRES, lo que se suma a los fondos de FODES que se embolsó el régimen dejando a las municipalidades sin los recursos necesarios para costear servicios a la población.
Todo se resume en una frase: rascar lo que se pueda de dinero y donde lo haya, como se hizo al reducir los recursos a Salud Pública, Educación, despedir médicos y enfermeras, el desabastecimiento de hospitales y escuelas ni hay dinero para pagarles los seguros a las familias de los heroicos profesionales de la salud muertos en la pandemia... en cierto sentido, vamos camino de convertirnos en una Cuba donde la población pasa hambre pero los cabecillas viven suntuosamente.
Es más que evidente que debe de haber alrededor del régimen un comité encargado de buscar dónde caer encima de dinero público y privado. Pero, ¿y no que "el dinero alcanza cuando nadie roba"?
El caso más reciente de los graves problemas que el cierre de erogaciones temporal o permanente se dio cuando los trabajadores en la ampliación de una calle se dieron cuenta de que no iban a recibir sus salarios hasta mediados de enero, lo que hizo que protestaran, pero de inmediato llevó a la usual respuesta: capturarlos y encarcelarlos, dejando a sus familias en un limbo tanto económico como afectivo, un trauma en todo sentido.
¿Falta el dinero? Dejen de gastar en propaganda y despilfarrar
El pastor Vega dio la clave para eficientizar los recursos: en lugar de estar despidiendo a miles de empleados de oficinas públicas, el gobierno de Bukele debería prescindir de "su multimillonario aparato de propaganda, troles y noticieros falsos". Además, el reverendo desmintió que, por primera vez en la historia, habrá "un presupuesto completamente financiado con recursos propios" y que no emita deuda, pues a la par del presupuesto van los créditos para financiarlo.
Pero reducir los gastos suntuarios, detener la destrucción de inmuebles, desistir de la construcción de una nueva "casa presidencial" y del elefante blanco del estadio chino que van a construir chinos para tomarse una foto de aquí a tres años cuando esté finalizado, eso ni siquiera se considera...
El principal cometido de todo mandatario es cuidar el bienestar de la población, hacer un uso prudente de los recursos públicos tomando para sí únicamente lo que es necesario para su desempeño, proteger a la niñez y ocuparse de que tengan las herramientas para labrarse un futuro con significado, cuidar la infraestructura y engrandecerla en lo posible, manejar con prudencia las relaciones con nuestros vecinos y, primordialmente cuidar la democracia y las libertades que son un don de Dios.