La entrega de los puertos salvadoreños a una empresa turca no puede ser más inquietante, por haber sido a dedo, a partir de oscuros arreglos y, sobre todo, transgrediendo la Constitución y la jurisprudencia sobre las concesiones del Estado. ¿Cuál habrá sido la motivación del bukelismo para firmar un acuerdo que, según ellos, será de cincuenta años pero que los turcos afirman es de cien, un siglo? Se desconoce, aunque muchas personas dicen que "es más que obvio" la clase de argumentos que convencieron al régimen de llegar a tal trato.
Analistas jurídicos y especialistas en la materia recuerdan que el pasado abril la Asamblea Legislativa dominada por el bukelismo autorizó al gobierno a suscribir un préstamo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por un monto de $84 millones, para ejecutar el "Programa de Facilitación Comercial y Modernización de Operación" de los puertos en El Salvador, entre ellos Acajutla y La Unión, los mismos entregados sin concurso y en la mayor oscuridad a una empresa turca.
La gran pregunta es: ¿dónde fue a parar todo ese dinero?
Esto trae a la memoria la trama del SITRAMSS en los gobiernos efemelenistas y cómo también se entregó a dedo y se obligó a los salvadoreños a pagar un préstamo para favorecer a privados involucrados en ese negocio que terminó un fracaso.
Ese es una de las motivaciones de muchos de los que detentan el poder: tener la potestad para manejar a los países como si fueran sus fincas y llevarlos a la ruina mientras ellos se manejan con el jet-set, mientras sus pueblos no tienen comida ni hospitales decentes ni transportes modernos ni vivienda ni educación.
En su desespere Maduro dice estar protegido por "dios"
Esa era la motivación del difunto Hugo Chávez y ahora de su acólito, Nicolás Maduro, un vulgar represor, quien por sus pistolas dice que "él ganó las elecciones y todo el mundo tiene que aceptarlo".
Hay, en este embrollo, una realidad: que pese a la brutal represión que tiene lugar en Venezuela, a lo que el cabecilla de la narcodictadura alega de contar con la bendición "de Dios", a las exigencias de varios países de que el régimen exponga las actas electorales, lo que estará más que preparado de hacer pues serán "sus actas", las del colosal chanchullo, las enormes masas de venezolanos que salen a las calles pidiendo la salida de Maduro son más que elocuentes, a lo que se agrega el hecho que la oposición registro con precisión, voto por voto, identificando a cada persona, su triunfo.
Lo que resta a Maduro es buscar un asilo, que ya se le ha ofrecido por Panamá, para no ser enjuiciado y condenado por sus crímenes en la propia Venezuela. El siguiente paso para los venezolanos es obligar a la familia de Chávez a devolver lo robado (muchos millones de dólares, propiedades, beneficios, además de fundir las estatuas de Chávez, las que están siendo derribadas como en su momento fueron destruidas las estatuas de Stalin, Lenin y sus secuaces tanto en Rusia como en las naciones que fueron anexadas por la fuerza como Bulgaria.