Angélica Cárcamo ha vuelto a asumir la presidencia de APES, la gremial que representa a los periodistas de El Salvador y que vela por la libre expresión como un derecho fundamental, pues tutela el ejercicio del resto de derechos fundamentales de la persona, lo que faculta exponer, denunciar y debatir la temática y los problemas que siempre surgen en países y conglomerados.
Hasta julio, la APES reportaba 54 casos de ataques de todo tipo hacia periodistas, siendo el mayor agresor el Estado salvadoreño, desde el presidente Nayib Bukele y sus funcionarios con discursos de odio en las redes sociales.
En entrevista con EL DIARIO DE HOY, Angélica afirma estar dispuesta a seguir denunciando los atropellos a los periodistas, medios o libre expresión, vengan de donde vengan. En los últimos tiempos y desde que asumió el poder el actual régimen, las violaciones a este derecho han ido en aumento, en adición al hostigamiento a mujeres periodistas y columnistas, a las que se hostiliza, amenaza, ridiculiza e inclusive han llegado a lamentables forcejeos.
Narra Angélica que antes la mayoría de amenazas a los periodistas provenían de las pandillas criminales, pero que en los últimos tiempos el hostigamiento es primordialmente del régimen bukeliano, que lanza ataques a medios y periodistas y uno de cuyos figurones ha llegado a alardear diciendo que tienen el poder “para clausurar medios”.
Angélica Cárcamo describe la situación del país así:
“Tenemos a un presidente cuyo gobierno mantiene una narrativa de odio hacia la labor periodística, sobre todo a quienes hacen periodismo de investigación a profundidad y que ha calado, desgraciadamente, ese discurso de odio en varios sectores de la población.
“Tenemos una Asamblea Legislativa que promueve reformas para generar acciones mordaza contra la prensa, como las que hicieron al Código Penal para castigar con cárcel las publicaciones cuyo contenido pueda interpretarse —lo que son siempre valoraciones subjetivas— como favorables a las pandillas, lo que es impensable en cualquier medio del país.
“Tenemos un órgano judicial que el año pasado amenazó a colegas como Gato Encerrado y Factum alegando que afectaban investigaciones….”, recuerda la dirigente gremial.
Para Angélica Cárcamo, “es muy preocupante el escenario; en un Estado democrático, lo ideal es promover la defensa de un derecho tan importante como es la libertad de expresión y lo que deriva del ejercicio del periodismo. Pero en El Salvador estamos viendo lo contrario y no hay apertura al diálogo de estas entidades para poder subsanar graves fallas”.
Las evasivas del bukelismo a responder por sus actos quedaron en evidencia en la última audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde no hubo representación del Estado salvadoreño para hablar sobre lo que está pasando con el régimen de excepción o de las detenciones arbitrarias, explicó la presidenta de APES.
“Sin memoria no hay futuro…”
“La verdad se defiende sola, la mentira necesita de los gobiernos”, decía el filósofo español Antonio Escohotado.
Las dictaduras invariablemente echan mano de las más sucias maniobras y argumentos para perseguir y acallar críticos, para tapar los señalamientos que se hacen sobre el manejo corrupto de bienes públicos, su descarado nepotismo, sus torpes manejos de una nación.
Por eso es clave la misión de los periodistas, que testifican y documentan los hechos y van escribiendo la historia, según destacó el cardenal Gregorio Rosa Chávez, durante la fiesta al Divino Salvador del Mundo, Patrono de la República. “Decía monseñor Romero: “El periodista, o dice la verdad, o no es periodista”. Un gran escritor los define como “el historiador del instante”. Y San Juan Pablo II afirma que no se puede dialogar sin estar bien informados”, destacó.
“Sé que no es fácil permanecer fieles a su importante misión y que, como dice el Papa Francisco, algunos medios de comunicación pueden vender como verdad la más burda mentira. Les necesitamos fieles a su misión y que sepan dar voz a las diversas opiniones para construir juntos el país que queremos”, dijo el purpurado.
El cardenal concluyó su mensaje recordándole a los salvadoreños que “sin memoria no hay futuro, ni para el país ni para la Iglesia”.