En países como Francia y Alemania han dejar de tratar a las jovencitas (e inclusive a las menos jovencitas) como “fraulein” y “mademoiselle” para adjudicarles lo de “frau” y “madam”, como si en nuestro El Salvador o cualquier país latino se dejara de hablar de “señorita” para referirnos a ellas como “señoras”, lo que es no solo confuso o ambiguo sino que implica más que eso: que la “señorita” es ya madre de familia con responsabilidades.
Los cambios han dado de qué hablar y generado polémica, pues las señoritas de un internado, las señoritas que luego se presentan como candidatas a reina de una fiesta local o madrina de un equipo de fútbol de pronto serían “señoras” aunque no hayan cumplido 18 años, como si se tratase de mujeres con responsabilidades de una familia.
La modificación se debe, al parecer, a un documento emitido por Naciones Unidas en el que recomienda usar “un lenguaje inclusivo en cuanto al género”, lo que incluye no referirse a las mujeres como “señorita” porque lo considera discriminatorio. Sin embargo, la directriz no es para la población en general, sino para el personal de la ONU. En el Parlamento Europeo se promueve la tendencia a usar “lenguaje neutral en cuanto al género”. Un documento del organismo también dice que en los correos electrónicos es mejor no utilizar los apelativos de “Miss o Mrs”, señorita o señora (de acuerdo con el estado civil).
El torneo de Wimbledon ha decidido prescindir también de los términos Mrs y Miss que empleaba tradicionalmente en el listado de campeonas. Sólo les dirán “tenistas”.
En nuestros países de habla hispana no parece ser bien recibido comenzar a tratar como “señoras” a las jovencitas e inclusive se llaman señoritas a mujeres que por su edad ya no lo son pero que conservan su soltería.
“Carpe Diem”, usa bien el día
El mundo está con más personas mayores en estos tiempos que antes, por lo que muchos consideran que el cambio mencionado hace entrar “en años” a las jóvenes innecesariamente.
Incluso en El Salvador la Asamblea amplió el rango de edad para jóvenes hasta 35 años. Una reforma a la Ley General de Juventud hace que se consideren jóvenes a las personas entre 15 y 35 años, y ya no entre 15 y 29 años.
Rubén Darío un día, al verse en el espejo, se dio cuenta de que asomaban canas en su cabello, lo que le llevó a componer uno de sus poemas más citados:
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer…
Se dice que cada uno es lo joven o viejo que se siente, de cómo ve el mundo, de la frescura o la frustración con que recibe cada amanecer. Por ello se dice que hay “viejos”, personas con muchos años que, sin embargo, conservan el espíritu joven, entusiasta, como a la inversa gente con pocos años a cuestas que actúan como viejos, sin entusiasmo, sin deseos de ganarse el derecho a la vida como dijo el poeta y pensador alemán Goethe.
De allí otra muy aleccionadora frase latina: “Carpe Diem”, usa bien el día, cuida la gloria que cada mañana nuestro Creador nos regala…
A esas lindas frauleins y mademoisselles del mundo a quienes le han endilgado lo de “señoras” les decimos que el calificativo no engaña nuestros corazones: siguen siendo las lindas frauleins y mademoiselles que han sido y que Dios mediante en sus mentes y espíritus siempre lo serán…