Cubrirse la cara por motivos "religiosos" será sancionado en Suiza con una multa de mil y más euros a partir de enero, pues esos velos son un resabio de costumbres bárbaras impuestas por los musulmanes y otras creencias como una señal de sumisión de la mujer al hombre.
Ya antes hoteles de primera clase en Europa han establecido como regla que sus huéspedes deben vestirse como personas del lugar, obligando a dejar de lado velos y vestimentas estrafalarias, ya que eso choca con el normal comportamiento de la gente en la ciudad y el país.
En Francia desde hace un tiempo se prohíbe a estudiantes de uno y otro sexos en escuelas y academias públicas usar vestimentas que chocan con el uso normal, lo que llevó a un enloquecido a asesinar a su maestro, mientras otro daño un altar en una pequeña población.
Los extremos a los que llega este fanatismo se ven en Afganistán bajo los talibanes, que no solo han prohibido que las mujeres salgan a la calle sin ser acompañadas de un hombre de su familia, sino que se les niega educación después del equivalente a la primaria, deben taparse con un "burka" de pies a cabeza, está prohibido que hablen en público, no pueden exhibirse programas con mujeres protagonistas y menos salir por la ventana..
Tampoco los hombres se libran de esos extremos, pues deben tener barba de tal longitud, vestimentas que reflejen usanzas occidentales como los pantalones vaqueros... etcétera.
Nadie sabe hasta dónde se llegará, lo que ha dado lugar a que ningún musulmán pueda ingresar a Australia, pues se combaten los fanatismos, la intolerancia.
En Irán han ahorcado a disidentes, la policía "moralista" mató a una joven de veinte años por no llevar bien el trapo obligatorio y prosiguen en su intento de desarrollar un artefacto atómico para destruir a Israel, como hizo Truman, que no estaba bien de la cabeza, con las dos bombas atómicas que dejó caer sobre Japón y los implacables bombardeos sobre una Alemania ya derrotada.
Kassel fue víctima de esa insania, pues hicieron llover bombas incendiarias sobre la ciudad, que forzó a la gente --niños, adultos, mayores, nazis derrotados -- a escapar de sus casas solo para morir pegados al asfalto derretido.
Los musulmanes fanáticos quieren "islamizar" a Occidente e imponer su teocracia y tradiciones medievales. Cada vez más intentan imponer sus costumbres en los países que les dan refugio, pero los países islámicos no quieren respetar las creencias de los extranjeros que llegan y, como en Turquía, se dan el lujo de convertir en mezquitas antiguas iglesias como Santa Sofía, cosa que no ocurre en Occidente con las mezquitas y madrasas. Un músico salvadoreño estuvo a punto de ser ejecutado en Marruecos, en 1995, por compartir biblias y lo mismo sucede con misioneros cristianos en África y Asia.
Alrededor de Trump se han reunido ricachones y aprovechados
En estos momentos hay dos guerras: la de Israel contra Hamas y Hezbolá y el ataque no provocado del criminal de guerra y asesino serial Putin, que hasta adolescentes que protestan por la guerra y las nefarias consecuencias que tiene sobre la gente son condenados a cinco años de cárcel, cárceles de horror como las describe el estadounidense Paul Wheelan, recién liberado de ellas.
Putin está muy contento con lo que el próximo presidente Trump quiere hacer para lograr "la paz" en Ucrania, un plan que le daría tiempo de rearmarse y volver a atacar, un esquema que los europeos no aceptan, como tampoco Panamá acepta, que Trump pretenda retomarse el canal como quiso caer encima de Groenlandia, que tampoco está en venta, y hasta Canadá...
El gabinete de Trump está formado por individuos, en su mayoría ricachones "que le siguen la corriente" pero todos viendo que podrán sacar en su provecho.