En estos momentos, los silos de grano de Ucrania están llenos, sin poder llegar a sus destinos, mientras que 44 millones de personas de todo el mundo se encaminan hacia la inanición”, sobre todo en África y Medio Oriente, advierte David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), que pide al criminal de guerra y envenenador Putin tener compasión de esos pueblos.
No se puede esperar mucho de un demente que amenaza con una guerra nuclear a Occidente, vale decir al mundo, lo que causaría centenares de millones de víctimas y puede potencialmente, a causa de las radiaciones que se esparcirían por los vientos, polvo radioactivo, afectar a grandes sectores de la humanidad, como sucedió cuando estalló la central nuclear de Chernobyl y estuvo a punto de contaminar mortalmente a media Europa.
El criminal de guerra Putin está hundido en una invasión que supuso iba a concluir en dos semanas, comenzando en que daba por seguro que su aviación dominaría el cielo, dando cobertura a las tropas y los vehículos blindados, incluyendo los que considera invencibles tanques de última generación.
Pero los pilotos ucranianos han derribado muchos de los MIGs rusos, los que además se aniquilan desde tierra con misiles disparados por lanzacohetes que un combatiente puede llevar en su hombro.
Los tanques y vehículos rusos, los “último modelo”, tienen una grave falla de diseño: acarrean por delante sus misiles y municiones, lo que hace que estallen cuando son alcanzados por granadas ucranianas, convirtiéndolos en “ataúdes móviles” pues al estallar decapitan a todo el que va dentro.
Los ucranianos han publicado muchas fotos de los vehículos destrozados y de los cadáveres de sus ocupantes, que embolsan y mandan a Rusia para que sus familiares los reconozcan y les den sepultura.
Antes y durante una guerra que suponían iba a ganar “a las primeras de cambio”, el criminal Putin y usando la red de información que controla, ejerció una de sus grandes habilidades: mentir sobre lo que acontecía en Ucrania, presentar “el operativo especial” como una guerra contra el nazismo pese a que su presidente es judío, alegar que los ucranianos impedían a los rusoparlantes hablar su idioma “y etcétera etcétera etcétera” como decía el Rey de Siam en el musical sobre las experiencias de una educadora inglesa que fue a la corte a enseñar a los hijos del monarca.
Pues “etcétera etcétera etcétera”; el criminal de guerra y envenenador no se da tregua en sus mentiras y sus amenazas, apoyándose en el gran sostén de todos los dictadores: en los nul pensantes, los incapaces de evaluar, de sacar conclusiones y escapar del triste papel de contribuir a la desgracia general.
Es obvio que carniceros como Putin, al igual que enloquecidos como los estudiantes musulmanes que mataron a una compañera de estudios cristiana acusándola de “blasfemia” al Profeta -personaje que se casó con una muchachita de nueve años para consumar el matrimonio cuando ella cumplió trece- no valúan en nada la vida ajena, desprecian lo que cada persona cuenta como su más alto patrimonio, al atacar en manada o cuando están rodeados de esbirros armados al estilo de los Castro y su sucesor Díaz Canel.
En Ucrania ya iniciaron juicios contra criminales de guerra
En Ucrania ya iniciaron juicios contra criminales de guerra; el primer caso es de un soldado ruso que asesinó -las evidencias son videos- a un civil ucraniano que iba a su trabajo en bicicleta. El asesino tiene diecinueve años y en su rostro refleja el miedo que tiene, terror de lo que será la condena, seguramente a muchos años de cárcel o el paredón...