La orden de captura contra Putin, emitida por la Corte Penal Internacional, comprueba que no se puede pisotear, torturar y asesinar sin que a corto o mediano plazo los perpetradores y su elenco de verdugos enfrenten la justicia, aunque por ahora Putin esté protegido por la dictadura china, cuyo cabecilla está para llegar a Moscú en los próximos días.
Pero como dice el evangelio de San Mateo, con la vara que midas serás medido —y con una cuarta más, enseña la sabiduría popular—… Ya representantes de Naciones Unidas advirtieron que por violaciones a los derechos humanos no sólo responderán los jefes o funcionarios, sino también los mandos medios involucrados. La Constitución salvadoreña también lo advierte.
En repetidas ocasiones las entidades que tutelan derechos humanos, al igual que muchos salvadoreños abocados a defender la democracia y el Orden de Derecho en nuestro suelo, han denunciado los graves abusos perpetrados por el régimen bukeliano.
El caso más reciente es el asesinato —pues no se puede calificar en otra forma— del hijo apresado de un militar retirado, Sr. Rodrigo Vázquez, quien preguntó repetidamente sobre él, sin que le dieran información válida, hasta que supo de su muerte, lo que es más que frecuente, como sucedió con un infortunado joven con deficiencias mentales y que, por lo mismo, no era amenaza para nadie, devuelto moribundo a su familia.
Gustavo Petro, presidente de Colombia, enfatiza que la educación, en una u otra forma, es el mejor camino para la rehabilitación, aun para reos que por sus largas condenas y su edad, van a morir dentro de las cárceles.
Al no dar información a los parientes de los detenidos, los carceleros incurren en desaparición forzosa. En la inmensa mayoría de naciones civilizadas las familias que indagan sobre la condición de los reos reciben mensajes o inclusive pueden visitarlos aunque conversen unos cuantos minutos a través de gruesos cristales.
El trabajo rehabilita cuando ayuda al sostén de las propias familias
Educar, enseñar a leer a los analfabetos presos, adiestrarlos en tareas sencillas es siempre posible, pues dentro de las cárceles hay quienes pueden hacerlo. En muchas prisiones hay pequeñas bibliotecas, con televisores y radios pueden los reos ampliar su conocimiento, escapar por instantes de la tragedia que los envuelve. Y siempre es posible dotar aulas donde maestros, protegidos por rejas, instruyan. Todo es organizar pero, primordialmente, hacer de lado la ponzoña interna de dictadores y carceleros como los que “con tanto orgullo” apoyan el grotesco esquema impuesto.
Es público lo que los carceleros locales dicen a sus víctimas: “Afuera mandan jueces; aquí mandamos nosotros”. Y “mandar nosotros” es tener licencia para perpetrar horrores a indefensos, aunque estos en su momento mostraron la peor crueldad con sus víctimas. Es obvio que la compasión no juega ningún papel en el esquema de la dictadura…
El más efectivo programa para que los reos puedan salir de los infernales estados mentales en que una mayoría están sumidos es que pueden elaborar lo que al venderse ayude a sus familias, un programa que puede lograrse, como ya lo expusimos, con las parroquias de pueblos y comunidades, incluyendo mobiliario para escuelas. Lo esencial es que poco a poco una positiva actitud se despierte en lo interno.