Destruir la capacidad de un pueblo para alimentarse -equivalente a matarlo de hambre como es “norma” en las guerras de África y cuyo mayor horror fue lo sucedido en Biafra, cuyas imágenes de niños muriendo famélicos recorrieron el mundo- evoca cuando los ejércitos invasores en la antigüedad espacian sal en los campos y destruían sistemas de irrigación....
“Donde pisa mi caballo no crece más la hierba” dijo Atila al invadir dos veces los Balcanes, llegó a las puertas de la ciudad de Roma y sitió Constantinopla. Marchó a través de la Galia y llegó incluso a Cenabum, la actual Orleans.
Es lo mismo que hizo Timur el Cojo al destruir los canales de lo que es ahora Iraq, pero los indolentes pobladores de la Mesopotamia no han reconstruido nada: la región sigue muy árida, vastedades sin vida...
De igual manera procedió el régimen duartista al imponer las reformas que a su vez le impusieron desde el Norte, a lo que se agregan las compras de granos hechas por el actual régimen a mercaderes de Sinaloa: todo va en detrimento de la capacidad de cultivo allá como acá, lo que en buena parte se refleja en las alzas de precios de los alimentos que golpean a todos y en particular a esas familias que se sostienen con un dólar al día, inimaginable para la mayoría de nosotros...
El demente, criminal de guerra y envenenador Putin, cuyo primer nombre, Vladimir, casi coincide con el de Vlad, un rey que dio origen a la leyenda de Drácula, está perpetrando similares atrocidades en Ucrania: descuajan bosques, destruyen silos para almacenar granos, roban maquinaria agrícola y cosechas... esa destrucción afecta enormemente la capacidad de Ucrania para exportar granos al Medio Oriente y al África, de hecho gestando hambrunas terribles, como le hemos venido mencionando.
La fórmula para paliar la carestía de alimentos en nuestro país es muy simple: revocar los cepos que han condenado la agricultura al desastre y permitir que esas tierras, entre más fértiles, puedan venderse a pequeños, medianos y grandes agricultores, pues hay mercado interno como a la vez hay demanda externa a causa de la agresión a Ucrania.
Las compras del régimen bukelista a los mercaderes de Sinaloa, además de mantenerse en el más férreo secreto, causaron pérdidas a los productores salvadoreños y dejaron vulnerable a la economía local frente a crisis alimentarias que se vislumbran por la invasión rusa a Ucrania y el atraso del flujo de contenedores con mercaderías por la pandemia.
En Texas cabe toda la humanidad y todos allí pueden comer
Nuestros agricultores tienen la inventiva para lograr excelentes rendimientos, al punto que en unos años fueron tan productivos como los israelitas al imponerse sobre desérticas tierras, pero que al lado de esos logros tan beneficiosos han desarrollado un software para espiar periodistas y personas independientes además de urdir sinvergüenzadas como las loterías cargadas en contra de las clases menos afortunadas, como fue en su época la Lotería Nacional de Beneficencia.
Los efemelenistas, al asumir el poder, entregaron la Lotería a un allegado, que en menos de un año la hundió en bancarrota...
Proverbialmente las burocracias son ineficientes, están plagadas de nepotismo como en el caso actual, se las pasan inventando trámites para que documentos y solicitudes pasen de escritorio en escritorio hasta que en algún punto se insinúa al pobre solicitante que “un chequecito no cae nada mal”, los chequecitos que se pasan debajo de la mesa en un almuerzo...
Productores de granos y alimentos hay, desde los argentinos hasta los tejanos. Se dice que Texas es tan grande que no solo puede dar cabida a todos los habitantes de esta tierra, sino además darles de comer...