Moscú fue el escenario donde se reunieron la semana anterior dos desquiciados mentales, Putin y Kim Jong-un, el individuo que en el proceso de desarrollar artefactos nucleares con el propósito de destruir las democracias periódicamente genera hambrunas en la población de Corea del Norte. Además de suscribir una infernal alianza con su igual —en todos los sentidos— Kim le dio su apoyo a Putin en la agresión contra Ucrania.
Putin, a quien todas las miradas se dirigen cuando se habla de la muerte del Prigozhin, cabecilla del grupo terrorista Wagner, despacha a la muerte a su “carne de cañón”, que en la guerra está costando diariamente la vida de centenares de rusos, la mayoría de los cuales son reclutados a la fuerza.
Los últimos en caer en manos del sicópata Putin son jóvenes cubanos a quienes se les ofrece trabajo en Rusia pero que al llegar son forzados a encasquetarse un uniforme y enviados a morir prácticamente sin recibir entrenamiento, lo que ha causado indignadas protestas de sus madres y familiares en Cuba.
Cientos de rusos mueren diariamente pero más y más casos se dan de soldados, pilotos de helicópteros o de vehículos blindados que se rinden por rehusar que los molinos de carne humana se los traguen.
Los soldados que se rinden o deponen las armas usualmente son muertos por sus oficiales en toda guerra, pero la creciente pérdida de vidas puede provocar, de un momento a otro, una rebelión de soldados contra sus oficiales y su propio país, cuya población está engañada por las continuas falsedades que propaga el aparataje propagandístico de la dictadura.
Kim, Putin, Stalin, Hitler, al igual que dictadores y dictadorzuelos a lo largo y ancho del planeta y hoy al igual que en el pasado, no dan mayor valor a la vida ajena…
Cada día mueren cientos de rusos y pierden aviones y carros blindados
El más reciente revés a las ambiciones del sicópata Putin es la posición asumida por el gobierno de Armenia (exrepública soviética en la región montañosa del Cáucaso entre Asia y Europa), hasta hace muy poco uno de los aliados de Rusia, de apoyar en adelante a Ucrania, lo que en parte debe de ser por realizar que la demencial agresión de Putin está condenada al fracaso. A más de año y siete meses de haber iniciado la “Operación Z” contra Ucrania, que en su vil mentalidad Putin imaginó que duraría dos meses, los continuados fracasos y las consecuencias de las sanciones impuestas por Occidente a Rusia comienzan a hacer mella en el nivel de vida y las expectativas del ruso medio, lo que irá recrudeciendo con el paso de las semanas.
Los actos de Putin traen a memoria la consulta del Rey Creso de Lidia (que atesoraba inmensas cantidades de oro) al Oráculo de Delfos en el 547 antes de Cristo: “Tu guerra va a destruir un gran imperio”, lo que Creso asumió sería el imperio persa, pero que resultó siendo el suyo, una historia narrada por Herodoto.
Al ser condenado a muerte, Creso se lamentaba de su desgracia y su error, lo que llamó la atención de su enemigo que hablo con él, se enteró y le perdonó la vida…
La fracasada ofensiva contra Ucrania ha tenido un resultado opuesto al que el criminal de guerra esperaba: Rusia, a Dios gracias, está transformándose de un gran potencia a una menor, incapaz de poner de rodillas al mundo como cuando venció a la Wehrmacht de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, aunque resta siempre el peligro de que, en su desesperación y con aliados como Norcorea, Bielorrusia e Irán, desate un holocausto mundial…