Hiroshima, Japón, es la sede de la cumbre de las siete más importantes economías del mundo y un símbolo del indescriptible horror de la guerra nuclear en momentos en que el criminal de guerra y envenenador serial Putin amenaza con echar mano de artefactos nucleares para revertir el curso de una agresión que esta rápidamente perdiendo.
La reunión se llevará a cabo a corta distancia de museo de ese holocausto nuclear, donde entre otros escalofriantes testimonios está la sombra estampada de un transeúnte que literalmente fue evaporado por el intenso calor del artefacto.
Harry Truman, un ex-capitán de artillería que llegó a la vicepresidencia por sus nexos con la política y que al morir Franklin Roosevelt (electo cuatro veces) asumió la presidencia, buscó la forma de acabar con la guerra en el Pacífico y el altísimo costo de centenares de miles de bajas de soldados estadounidenses echando mano de un artefacto desarrollado en instalaciones militares de Nuevo México bajo comando del general Leslie Groves y el físico Robert Openheimer.
Es claro que la decisión final sobre el lugar donde se lanzaría la primera bomba fue tomada por Truman, pese a que se dice que en ese preciso momento el gobierno japonés había hecho contactos con Estados Unidos para rendirse.
A juicio de muchos, la rendición habría sido inmediata si la bomba hubiera sido detonada en una ladera del monte Fuji, emblema del Japón, no en una poblada ciudad donde niños, mujeres, ancianos, sacerdotes de muchas denominaciones cristianas, civiles ajenos a la guerra, científicos, iban a ser literalmente asesinados pese a no ser culpables de nada, la clase de salvaje agresión del psicópata Putin contra Ucrania.
Se dice que Groves propuso que el primer blanco fuera Kyoto, una ciudad santuario japonés al lado de Nara.
La horrible destrucción asemeja los bombardeos ordenados por estadounidenses e ingleses de ciudades alemanas pese a que Alemania se había rendido “incondicionalmente”, siendo desmembrada por rusos y franceses; Alsacia, una hermosa provincia cuyo linaje alemán se remonta a las monarquías merovingias y carolingias, es ahora francesa, como Koenigsberg, asiento real del reino de Prusia donde Enmanuel Kant vivió y enseñó, es ahora una ciudad “rusa”, Kaliningrado, de poca monta.
Personas que visitaron Alemania poco tiempo después de la II Guerra Mundial vieron la Catedral de Colonia, una esplendorosa joya de la arquitectura gótica, con agujeros en el techo y escombros en las naves.
En Kassel, las bombas incendiarias lanzadas por “los Aliados” derritieron el asfalto de las calles, causando la atroz muerte de personas que escapaban de los edificios circundantes....
Xi Jinping y su macabro humor: dejen su democracia, vengan acá
El mensaje del G7 es contundente: no debe el mundo volver a tal horror, un mensaje al sicópata Putin como a la creciente belicosa China, el poder “bullying” de la actualidad, que amenaza invadir a Taiwán, una democracia pacífica que no está amenazando a China comunista.
Xi Jinping es un dictador con un macabro sentido del humor: su última burla-propuesta es una incorporación pacífica de Taiwán a China: que dejen de lado esas pequeñeces del Orden de Derecho, las libertades individuales, la creación intelectual en todos sus géneros y se unan a la dictadura feroz que prevalece en China continental.
De no aceptar la propuesta, Xi está más que dispuesto de enviar a morir en una invasión a centenares de miles de jóvenes chinos, la “carne de cañón” de todas las dictaduras...