"Dulcis et decorum est propatria mori” (es dulce y honroso morir por la patria) dijo el poeta romano Horacio, pero ser la carne de cañón de dictadores enloquecidos es la mayor desgracia en cualquier época y lugar.
Decenas de miles de jóvenes están cruzando las fronteras rusas para no ser reclutados para luchar en la debacle que el criminal de guerra y envenenador Putin creyó que iba a ser una operación “especial” de dos semanas, pero que seis meses más tarde ha empantanado a sus tropas, costado la vida a cincuenta mil rusos así como decenas de miles de heridos y lisiados, ha neutralizado la “poderosa” flota rusa en el Mar Negro además de perder el buque insignia, el Movska, pero lo más grave para el desquiciado mental es mostrar que la cacareada invencibilidad del “poderío ruso” resultó ser un mito.
Los jóvenes que ya han sido reclutados como antes con una significativa parte de los combatientes no tienen ningún entrenamiento militar significativo, no disponen de los necesarios pertrechos para combatir, sus tanques y carros de combate son inadecuados para la clase de terreno que enfrentan en Ucrania además de no tener el suficiente respaldo logístico para reemplazar llantas, recibir combustible, contar con uniformes adecuados.
Desde el primer momento las fuerzas de Ucrania descubrieron una falla mortal de los tanques rusos: que llevan al frente su artillería y sus misiles, los que los hacen volar en pedazos cuando reciben el disparo de una granada.
En varios momentos de la guerra los soldados rusos han rehusado obedecer las órdenes de sus oficiales al comprender que los mandaban sin compasión a la muerte, a lo que se suma el hecho de que varios altos jefes militares rusos, entre ellos generales, han corrido igual infortunio.
Los dictadores, urbi et orbi, a lo largo de la historia, “grandes, medianos y chicos” pierden el coco, montan en furia cuando el cómodo esquema que soñaron se les derrumba poniéndolos en ridículo ante el mundo.
El criminal de guerra y envenenador amenaza ahora con utilizar artefactos atómicos, como los pequeños dictadores la emprenden a insultos contra personajes a los que no les llegan ni “al carcañal”, personas de gran relevancia en el mundo, donde no son las fanfarronadas las que cuentan sino desempeños de significado.
“Al costo que sea”, la amenaza a millares de vidas de jóvenes
La agresión no provocada de Putin contra Ucrania enviando masas de hombres, su carne de cañón, recuerdan, entre muchos incidentes en la historia, el contraataque de Boudica, reina de las tribus inglesas, frente a las disciplinadas tropas romanas: su derrota fue patética, siendo clave para romanizar a Inglaterra, incorporarla al mundo civilizado de entonces…
¿Al mundo civilizado?
Al mundo que en ese entonces se regía por un Orden de Derecho que sigue siendo la gran referencia hasta el día de hoy, donde la sociedad estaba organizada para garantizar a sus miembros el respeto a sus derechos y libertades.
En Roma era prohibido arrestar a personas por la noche, lo que por cierto hace con frecuencia la soldadesca al servicio del régimen.
La debacle rusa en Ucrania debe abrir los ojos a los chinos en su anunciado propósito de invadir Taiwan, una democracia que se rige por leyes y no por decisiones de un cerrado grupo de políticos que juegan con las vidas de sus súbditos, con su carne de cañón, con las vidas que no vacilan en encapsular en la expresión “al costo que sea”, el costo de centenares de miles de jóvenes chinos…