Tras declarar culpable de narcotráfico al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, la pregunta que surge es ¿por qué que solo a él? A fin de cuentas el delito del expresidente fue “comerciar” la droga.
Un informe de la DEA, revelado 2019 por el periódico El País, de España, da cuenta de que Hugo Chávez ordenó “inundar EEUU de cocaína de la narcoguerrilla de las FARC”. Según el periódico, Chávez reunió en 2005 en su residencia oficial a los responsables de Inteligencia del país para ordenarles “combatir a EE.UU. inundándolo de cocaína”.
Para la narcodictadura venezolana, “la Unión Europea” no existe, aunque en parte consuman la droga que se transporta por avionetas a pistas clandestinas situadas en los alrededores del Sahara.
Los venezolanos perpetran toda clase de salvajadas contra sus propios connacionales y extranjeros que han llegado a Venezuela a informarse sobre la droga, lo que comprueba una vez más que las “fuertes sanciones diplomáticas”, denuncias, pronunciamientos, lo que se quiera, únicamente provocan risa al grupo de hampones herederos del súper criminal Hugo Chávez, que murió aterrado de morirse.
El asesino serial Fidel Castro pidió a Estados Unidos que gestionaran que se “respetara la vida de Chávez” cuando éste fue capturado en el golpe, lo que los estadounidenses cumplieron, pero esto significó desatar un tsunami de horrores sobre Venezuela, su gente y el mundo, incluyendo el caos que afecta a Ecuador por la lucha entre los distintos cárteles que se disputan territorio, una infernal situación que parte cuajada durante el régimen del prófugo Rafael Correa, refugiado en Bélgica y que para mayor protección suya lo llevó a casarse con una belga.
Hay otro hecho sobre Chávez: un almirante venezolano capturó a Chávez y lo llevó de un lugar a otro en una avioneta, pero no tuvo el valor de tirarlo al mar. Ahora lamenta que en sus manos estuvo acabar con el monstruo y evitar todo el sufrimiento que el chavismo/madurismo ha causado tanto a los venezolanos como al mundo, donde niños prematuros mueren por no haber incubadoras en los “hospitales” operados por la narcodictadura, a lo que se agrega la falta de energía (apagones constantes), cortes de agua y el mayor deterioro monetario (inflación) del planeta.
Las “fuertes presiones diplomáticas” solo risa causan en Caracas y Managua
Las inflaciones, que consisten en regímenes imprimiendo más y más moneda, hacen que dinero que se recibe por la mañana vale menos por la tarde, por lo que la gente se abalanza a comprar lo que puede, pero en un país donde falta de todo esa solución no funciona, pues no hay pan, repuestos de nada, gallinas o madera… las personas tienen que arreglárselas como puedan en un país que tiene de todo: petróleo, minerales, bosques, caudalosos ríos, hermosas playas y en su momento hasta una “fábrica” de beldades para certámenes internacionales, la que en la actualidad dejó de existir, pues prácticamente no hay productos de belleza a la venta, fuera de lo que venezolanos en el exterior logran enviar a sus parientes.
El apocalíptico desastre recuerda la situación en Chile bajo el “socialista” Salvador Allende, que llevó a la “revuelta de las cacerolas” cuando cada noche, a lo largo y ancho de Chile, salían a sus vecindarios amas de casa y personas de toda condición a hacer sonar sus cacerolas, lo que no es posible que suceda en Venezuela, pues quien lo haga corre el riesgo de ser capturado y eliminado por los gorilas al servicio del régimen.
Por lo mismo y trayendo a cuentas la condena de Juan Orlando Hernández por traficar con droga, nos preguntamos ¿por qué solo a él?