El primero en celebrar los atentados terroristas de Hamas contra Israel fue la teocracia de Irán, país prisionero de enloquecidos ayatolas que persiguen a la mujer, ahorcan opositores y se creen los representantes de Dios sobre la tierra.
El periódico The Wall Street Journal acaba de revelar que antes de la matanza del 7 de octubre en Israel, cerca de 500 militantes de Hamás y un grupo aliado, la Jihad Islámica Palestina, recibieron entrenamiento de combate especializado en Irán, dirigidos por oficiales de la Fuerza Quds, el brazo de operaciones exteriores del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
En estos momentos los iraníes luchan precisamente por liberarse de esos sicópatas, un movimiento que abarca todas las regiones del vasto territorio y que los clérigos combaten a sangre y fuego, a lo que se suma otro hecho: Irán fabrica drones cargados de explosivos para los rusos y que están siendo usados para atacar objetivos civiles e infraestructuras en Ucrania. De esa manera se convierte en parte del eje del mal y la cofradía de los criminales.
La más reciente atrocidad de los ayatolas es el asesinato de un cineasta y su esposa que no se dejaban intimidar por las amenazas…
Mientras tanto, el dictador turco Erdogan acaba de decir que los de Hamas “no son terroristas, sino luchadores por la libertad”.
Como comentamos recientemente, Putin se reunió recientemente con el dictador chino Xi Jinping montando un “nuevo orden mundial” contra las democracias, la libre expresión, el comercio entre las naciones…
Al igual que Putin en Rusia, Xi preconiza un orden en el que las iglesias están controladas por los cuadros políticos del partido comunista, partiendo del eslogan marxista “la religión es el opio del pueblo”.
Pero como lo señalo el brasileño Carlos Marighela, es “la revolución el opio del pueblo”, lo que así mismo se puede decir de “el cambio” como lo proclamó el expresidente Obama y fue el lema del ahora fugado en Nicaragua, Mauricio Funes, que se presentaba como “el cambio seguro” pero que ahora está enjuiciado por el saqueo de 351 millones de dólares de los salvadoreños.
Pero la mayoría de la gente a lo largo y ancho de la tierra va tras los que prometen el oro y el moro, partiendo de una realidad: nadie se queda pobre ofreciendo lo que no piensa cumplir…
Las democracias occidentales son el esplendoroso fruto del cristianismo, pero siempre bajo acoso de malvados, como sucede en Nicaragua bajo la Murillo y su consorte, que acaban de cerrar la Orden Franciscana, han ido usurpando los bienes tanto de la Iglesia como de universidades, centros de enseñanza, el par de periódicos que aún se publicaban, entre ellos La Prensa de Pedro Joaquín Chamorro, las instalaciones del INCAE…
Nadie se beneficia ni del odio ni de matanzas indiscriminadas
Recomponer naciones de los estragos causados por dictaduras, regímenes manipulados por terroristas, cleptocracias, megalómanos, es siempre arduo, ya que las instituciones (para darles un nombre) quedan envilecidas en manos de incapaces, como fue una de las tareas de Hércules: limpiar los establos del rey Augías, para lo cual desvió las corrientes de dos ríos que arrastraron la porquería, como está pendiente de hacerse en los países del Triángulo Norte de Centro-América.
La gran tarea del momento es apaciguar las diferencias entre Israel y los palestinos, lo que únicamente se puede lograr con el concurso de los reinos árabes interesados en lograr acuerdos aceptables para las partes enfrentadas, ya que nadie se beneficia del odio ni de una guerra, pues eventualmente todos pueden ser sus víctimas…