Estudiar desde hoy el nuevo proyecto de reforma de las pensiones, llámese los ahorros de los trabajadores, es el cometido de una comisión de diputados de la Asamblea Legislativa, aunque es previsible que sólo traten de legitimar los intereses de Casa Presidencial, como ha sido todo este tiempo, para terminar aprobando a toda costa el documento que les enviaron.
Economistas de prestigio como Rafael Lemus o José Luis Magaña ya les dijeron que la “piñata” con la que quieren ilusionar a la gente no es sostenible en el tiempo, no alcanzarán los dineros y más bien se dejará sin pensión a los jóvenes actuales, las generaciones que vengan… y nosotros con ellos.
Los mismos dirigentes de la Mesa por una Pensión Digna ya advirtieron que no es cierto que el aumento beneficiará a todos y que los cálculos que se hacen sólo demuestran que “no hemos salido del problema que tenemos”.
Sólo hay que ver el hecho de que van seguir sacando dinero de los fondos de los trabajadores y únicamente le cambiarán el nombre al mecanismo.
Y lo que muchos piensan es que no se busca favorecer verdaderamente a los trabajadores y jubilados, sino disponer de los 2,000 millones de dólares que aún no se han convertido en papeles al estilo de “pagarés” y que después no tendrán ningún soporte financiero.
“La montaña parió un ratón”, dijo el dirigente Paz Zetino al exponer la frustración de su gremial.
No sería el primer saqueo a los ahorros de los trabajadores, ya que por una “brillante” idea de la gestión Saca se obligó por muchos años a las AFP a comprar papeles de deuda de “el Estado” (léase “la argolla de politicastros”) al uno por ciento de interés, muy por debajo de las tasas prevalentes en los mercados, en ese tiempo oscilando entre el cinco y el siete por ciento anual.
Precisamente, en este punto el señor Zetino señala que ese mecanismo de “préstamo” empobreció las cuentas de los trabajadores con ínfimos intereses.
Pese al dulce que les dan ahora de una “pensión mínima” de 400 dólares, los sindicalistas no se terminan de tragar el cuento, porque saben que hay una trampa en los cálculos que se plantean y que, aunque Bukele ofreció “aumento de pensión para todos”, los trabajadores saben muy bien que “los que están arriba del mínimo no serán beneficiados”.
Los aumentos que se ofrecen son parte de las inacabables promesas del régimen, que van desde la ampliación del Hospital Rosales hasta remodelar 5,000 escuelas, instalar un centro de capacitación de Amazon y lanzar el primer satélite salvadoreño.
Ya sabemos lo que piensan tanto los diputados sumisos como los propagandistas: nadie se queda pobre prometiendo el oro y el moro.
Los que ahora inician su vida laboral enfrentarán el riesgo de no recibir pensión
En vista del saqueo a los fondos de pensión, así como la sustracción que podría seguir usando la reforma como pretexto, los jóvenes de ahora y quienes vengan después podrían encontrarse con un sistema quebrado y no tener esperanzas de recibir pensiones cuando termine su vida laboral, advirtieron los economistas Lemus y Magaña.
Un hecho es claro: el gobierno ha seguido y seguirá sustrayendo de los fondos de las pensiones a través de papeles, según explicó Lemus, y ahora tendrá la mampara de un nuevo INPEP que dependerá del régimen. Fue justamente lo que quebró el viejo sistema de pensiones y lo que se trataba de evitar: el ISSS y el INPEP fueron usados como “cajas chicas” de antiguos gobiernos, por lo cual se tuvo que iniciar el sistema de ahorro de pensiones que rige ahora y por el que los trabajadores saben que tienen cuentas individuales, cuánto han ahorrado y cuánto recibirán en su senectud.
Pero precisamente, vaticina Lemus, con la nueva reforma “harán crecer los gastos y en algún momento esos gastos superarán las cotizaciones en una primera etapa y rápidamente agotarán la cuenta de Garantía Solidaria (fondo común)”.
“El resultado de todo esto es que los jóvenes de ahorita y los futuros jóvenes, cuando reclamen pensión, no habrá dinero en el Fondo, solo habrá papeles, los llamados COP (Certificados de Obligaciones Previsionales)”, advirtió Lemus. Y se cumplirá lo que presagiaba nuestro bien recordado sindicalista Ricardo Soriano: “Entonces “ni la mano les van a dar”…