Antes de enviar a sus niños al colegio bilingüe, enséñeles a leer y conocer más el español.
El inglés, a diferencia de la inmensa mayoría de lenguas indoeuropeas, que incluyen desde el griego clásico, el sánscrito y el kurdo, no tiene reglas claras de pronunciación de sus palabras o textos escritos, por lo que a los niños en los colegios bilingües los someten a la tortura de ir aprendiendo de pequeño paso en pequeño paso, proceso que puede tomarles dos o tres años.
Pero en el interin, sus compañeritos o compañeritas que aprendieron a leer el español han podido leer textos adecuados a su edad, como los rótulos en las tiendas o pancartas, el diario que compran al canillita, lo que está escrito en las cajas de cereal del desayuno… en el mundo contemporáneo hay un alud de mensajes escritos que los niños y, obviamente los alfabetizados, pueden leer con solo verlos.
Todo eso se lo pierden los alumnos de instituciones bilingües, a quienes se les lleva casi de palabra en palabra hasta que aprenden a leer corrido. Pero si el niño sabe leer el español, aprende mucho más rápido a leer el inglés, sea en su colegio o en instrucción de maestros contratados o sus mismos padres cuando estos hablan el inglés.
En todo el resto de idiomas, con una cierta y medida excepción del francés, las palabras tienen un sonido que no pierden en los textos, con pequeñas salvedades para los diptongos.
Así, el italiano puede pronunciarse de corrido por un lector español, sabiendo que hay casos, como en la yuxtaposición de la g y la n, que el sonido es igual a la “eñe” nuestra, o cuando en un texto alemán se encuentra el diptongo “sp”, la pronunciación siempre será “shhhhp”. Hasta el catalán se puede leer si grandes tropiezos.
Nunca nos cansemos de aprovechar la riqueza de nuestro idioma
Para enseñar un padre o madre a sus niños a leer y conocer más el español no necesitan libros especializados, aunque ayudan mucho: se toma un diario y allí van descorriendo el velo en ese universo de noticias, deportes, entretenimiento, consejos y cultura general; fue así que quien esto escribe aprendió a leer, uniéndonos a todo un contingente enorme de salvadoreños que pasaron por lo mismo, salvadoreños, guatemaltecos, chilenos, argentinos. Y la gran ventaja adicional es que al leer un texto en español no se puede saber si fue escrito por un mexicano o un boricua, con excepción de a quienes les delata la mala ortografía.
Esto es muy importante porque actualmente la ortografía se está relegando, debido a que los muchachos escriben “como sea” en las redes sociales, pensando en que “lo importante es que se entienda”, pero no que se haga correctamente. Además hay una gran apatía por la lectura y la cultura general en muchos jóvenes, causada en gran medida por el inmediatismo y lo fácil.
Todo esto está afectando el idioma.
El español y el inglés son inmensamente ricos en producción literaria, aun cuando en sus primeros tiempos los españoles aventajaron a los ingleses con su Cantar del Mío Cid, llegando los españoles a Cervantes, y los ingleses al autor de las obras firmadas por “William Shakespeare”, no por el productor de ellas nacido en Strafor-on-th avon. Ese tal Shakespeare nunca salió de Inglaterra, pero su autor viajó en Italia, país donde se escenificaron muchas de sus obras, comenzando por Romeo y Julieta, la trágica pareja de Verona.
Aprendiendo el español primero y luego lo bilingüe, muchos jóvenes salvadoreños quedan al alcance de enormes riquezas.