No son las entidades “sociales” las que resuelven la pobreza y la desigualdad, sino la inversión, la que a su vez se da cuando hay seguridad jurídica además de reglas claras en el manejo de los recursos públicos.
Creer lo contrario, que son los entes “sociales” los que acaban con la pobreza, es poner la carreta al frente de los bueyes. Como nuestra opción preferencial son los pobres, hay que ir tras los mecanismos que generan riqueza que también les favorezca y, por ende, el bien común, como cuando la economía de mercado sacó al mundo de la hambruna ancestral…
Nuestro país es uno de los que menos inversión extranjera recibe en todo el Hemisferio, junto a Haití y Cuba, aunque es obvio la razón por la cual nadie en su sano juicio va a invertir en Haití, ahora bajo control de bandas criminales, lo que a su vez ha generado un desesperado intento de muchos de sus pobladores por cruzar la línea que los separa de la República Dominicana, nación próspera que todo quiere menos haitianos en su territorio.
Más y más los países erigen barreras a inmigrantes que por la fuerza pretenden ingresar a su territorio, como está haciendo Marruecos y otras naciones del norte de África para evitar que gente del sur del Sahara tomen esos territorios para luego intentar cruzar a Europa, lo que ha conducido a que los europeos los devuelvan a los lugares de donde salieron.
El drama repite la situación de inmigrantes que del Sur pretenden ingresar a Estados Unidos, los que al menos tienen a su favor varios hechos: son cristianos, con tradiciones familiares arraigadas y muy identificados a la nueva tierra, personas que al contar con un mínimo apoyo pueden sumar, no restar, al bienestar de su nueva nación.
Como lo hemos dicho muchas veces, el Estado de Texas es lo suficientemente grande para alojar a toda la población mundial y sostenerla.
El presidente electo de Panamá, por su parte, ha dicho que cerrará el Darién a migrantes, los que en su mayoría son venezolanos que desesperadamente intentan escapar de la situación generada por el chavismo, que ha convertido el país en una narcodictadura y sostén de todos los carteles de la droga tanto del Hemisferio como de Europa y el Oriente.
Sólo la seguridad jurídica atrae inversiones para el crecimiento
En los países democráticos y desde hace al menos un siglo una serie de instituciones se ocupan de que la mayoría esté protegida en sus trabajos, su salud, su retiro, aunque en esto último son las propias personas y familias las que forman su capital pero sin descuidar un hecho: que hijos formados con amor son la mejor garantía.
Los productores, que van desde el pequeño agricultor hasta los grandes comerciantes y fabricantes, se ocupan de atraer buen y eficiente personal, conservándolo vía capacitaciones y regalías en muchos casos, lo que lleva a que muchos jóvenes se esfuerzan por encontrar quien “los explote” versus tener que arreglárselas solos.
Con ese espíritu, el de capacitar personal, hacerlo más eficiente, se formó el INSAFORP, que contribuyó a elevar conocimientos y habilidades hasta que el régimen le cayó encima y literalmente lo destruyó, como acabó con el CENAR y ha venido cancelando programas de becas estatales.