Bombardear con misiles “Patriots” los laboratorios de la droga en México planteó el entonces presidente Trump a un allegado, una acción que por un lado tendría que considerarse como una agresión por los mexicanos pero por otro sería un alivio tanto para ellos como para los estadounidenses, que día a día, en todo el país, confrontan el problema de la droga.
La destrucción de los carteles, entre ellos el de Sinaloa, le corresponde al gobierno mexicano, pero son tantas las complicidades de los políticos con esos grupos que tales operaciones de limpieza se han vuelto casi impensables.
Uno de los funcionarios mexicanos que nominalmente persiguen a los narcos del país fue detenido en Los Ángeles cuando estaba de vacaciones precisamente por sus vínculos con el tráfico de estupefacientes, lo que obviamente es un golpe a la estructura política mexicana, cuyos casi inútiles meneos en ese campo los pone en un pésimo predicamento.
A lo anterior se suma el asesinato de dos periodistas en el norte de México, lo que pone en evidencia que los carteles “o compran o amenazan o matan”, todo para inundar de droga a Estados Unidos, donde cada año se reportan cien mil muertos por sobredosis, una escalofriante cifra.
Por sobredosis fue que la cantante Whitney Houston perdió el control y se ahogó en su bañera, la misma maldición que llevó a la muerte a su hija, Bobby Brown.
A lo anterior se suma el asesinato de un fiscal paraguayo que pasaba su luna de miel en Cartagena, Colombia, lo cual comprueba cómo los carteles espían a quienes los investigan, hasta encontrar los momentos en que bajan la guardia, para atentar contra ellos. Este fue el caso de las mafias en Nueva York, realidades que se dramatizaron cuando un mafioso fue muerto a balazos mientras le recortaban el pelo, una atrocidad que al día de hoy puede verse en las fotografías que circulan en el internet.
En la franja del norte de México que linda con los Estados Unidos las cosas más espantosas ocurren, sin que se vislumbre un entendimiento entre ambos países para, en palabras de Trump, limpiar a los criminales, despacharlos al otro mundo “como se lo merecen”.
Los musulmanes adultos se casan con niñas hasta de trece años
Pero hay otros blancos para los misiles “Patriot” que Trump debió considerar, siendo tres de ellos, entre muchos, la coronilla de Daniel Ortega, la de Díaz Canel y la sala del concilio de los Talibanes, que nuevamente y contra sus promesas, están aterrorizando a las mujeres afganas, a las que quieren aplicar las estrictas normas de la diabólica superstición que los mueve.
Las afganas se ven amenazadas por una disposición que exige que vistan la burka, que no puedan salir sin estar acompañadas de un hombre de su familia, no pueden estudiar en centros educativos de mayor nivel que la primaria y muchos otros etcéteras.
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