"Llevar a cabo la mayor deportación de inmigrantes en la historia", además de imponer altas tarifas a las importaciones de China, México y Europa, fue la plataforma que llevó a su segunda presidencia a Trump, pero que ha encontrado una resistencia inesperada.
La presidenta de México, Claudia Scheinbaum, ya le advirtió que si eleva las tarifas a las importaciones mexicanas, ella hará lo mismo a las estadounidenses, lo cual de inmediato perjudicaría a muchísimas empresas a ambos lados de la frontera, lo que igualmente pueden advertir canadienses, chinos y europeos.
"Presidente Trump, no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos. Se requiere de cooperación y entendimiento económico recíproco a estos grandes desafíos. A un arancel vendrá otro en respuesta y así hasta que pongamos en riesgo empresas comunes", le advirtió Sheinbaum en una carta.
A esto se agrega una realidad que han venido destacando grandes pensadores desde el siglo XVIII: el proteccionismo perjudica a ambas partes al elevar los precios a los consumidores a ambos lados de una frontera, pues en igual forma como pierden de un lado, pierden del otro.
Nadie nunca ha dicho que Trump es un sagaz economista, a lo que se suma su muy reconocida maña de mentir todo el tiempo como es norma con el criminal de guerra y asesino serial Putin.
Una fórmula que han encontrado fabricantes estadounidenses para reducir el costo de transportar productos desde China a su país, lo que es muy válido, es fabricarlos en el sur, en los tres países del Triángulo Norte centroamericano, como en un tiempo hicieron la Texas Instruments y otras empresas hasta que las guerras en Centroamérica les hicieran "empacar sus bártulos" y cerrar esas importantes fuentes de trabajo que formaron a muchos ingenieros y técnicos salvadoreños.
Siempre, se debe agregar, está el factor de la falta de un Orden de Leyes, los riesgos que existen en un país sujeto a las ocurrencias de un dictador supremo y donde muchas personas inocentes son capturadas sin que sus familias puedan siquiera saber en qué estado se encuentran, tragedias sobre las cuales hemos venido informando.
Más y más estados se niegan a violar la ley con deportaciones indiscriminadas
La grandilocuente declaración sobre las deportaciones del presidente electo ha ya despertado reacciones contrarias, pues los inmigrantes en su gran mayoría desempeñan funciones vitales en manufacturas, labores agrícolas y tareas como cuidar enfermos y asistir en restaurantes.
Era muy de esperarse que hayan surgido "lugares refugio para inmigrantes" en todo el país, estando a la cabeza California y específicamente Los Ángeles, pues el daño a la economía que la "masiva redada" prometida por Trump sería gravísimo e irreversible, a lo que se suma lo improbable que el Ejército estadounidense participe en semejante e ingrata tarea que entre otras barbaridades está la de dividir familias y perpetrar abusos.
Es más que natural que encarcelar o deportar delincuentes, perseguirlos hasta sacarlos de sus madrigueras es el deber de todo buen gobierno, una de cuyas lógicas funciones es cuidar el bienestar de la población.
Las autoridades deben estar prestas a encausar a malhechores como el Crook e interrogarlos hasta averiguar cómo y quiénes manejan esas mafias.
Las emigraciones son en su mayor parte consecuencia de clepto-regímenes, abusos, falta de oportunidades para educarse. Si los venezolanos están huyendo por miles de miles de su país se debe a la opresión, colapso de servicios públicos y continuos desmanes de la narcodictadura encabezada por un chofer colombiano que sigue las políticas chavistas...