En Argentina no sólo Massa y Milei fueron a elecciones, sino también la postura peronista de continuar imprimiendo dinero para sostener una burocracia “clientelista y parientista” o lo que propone Milei de tirar todo por la borda y dolarizar el país.
La dolarización evitó que nuestro país cayera en una espiral de dinero propio, aunque el régimen de entonces había mostrado mesura y mantenido una relación relativamente estable del colón con respecto al dólar, esquema que el actual régimen intentó romper con el bitcoin gastando enormes cantidades de dinero público, un intento que la gente rechazó.
“Les guste o no les guste”, como decía el ahora acusado de saquear 351 millones de dólares de los salvadoreños y está fugado en Nicaragua, la gente en nuestro país no va a dejar el dólar para usar monedas de pipiripao.
La dolarización salvó a Ecuador de una catástrofe, pues se había llegado a un punto en que las pensiones de maestros y empleados públicos equivalían a once, quince dólares al mes. Se dolarizó y el país está en una relativamente buena posición económica; Quito es una ciudad muy grata de visitar...
Lo que muchos argentinos de buena o mala fe alegan es que no se dispone de una cantidad suficiente de dólares para dolarizar, lo que, empero, no es la única solución al problema.
Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el expresidente Truman ordenó masivos bombardeos sobre la Alemania derrotada además de tirar dos bombas atómicas sobre ciudades japonesas —versus detonarlas en una ladera del Monte Fuji— los alemanes se encontraron con una moneda “basura”, el Reichmark, que era un enorme lastre para reconstruir al país.
La solución no fue “dolarizar”, pues una nación arrasada no cuenta con los necesarios dólares, por lo que la solución era reemplazar esa moneda depreciada por otra sólida, confiable.
El ministro de Economía del gobierno liderado por Konrad Adenauer, Ludwig Erhard, presentó las dos fórmulas para la reconstrucción: una economía de mercado y una moneda fuerte y confiable, el nuevo marco, el Bundesmark.
El cambio se realizó entregando a cada ciudadano alemán cuarenta marcos nuevos, además de establecer líneas de crédito en esa moneda para comercios, industrias, servicios, lo que lleva al hecho de que así como los españoles compran bienes raíces para protegerse de eventualidades y más ahora con la forzada reelección de Pedro Sánchez, que se apoya en una amalgama de partidos etarras, separatistas catalanes y similares, los alemanes depositan su dinero en bancos, el bastión desde la Segunda Guerra Mundial.
“Dolarizar” no es la única forma de salvarse de dinero basura...
Que Argentina no tiene suficientes dólares pues además los politicastros pueden embolsárselos. Pues hagan un trato por diez, quince años con una Reserva Federal de Estados Unidos o con el equivalente del Banco Central Alemán para emitir una nueva moneda tan sólida como el dólar pero sin tener que adquirir esos dólares... (Si además no pueden librarse de nefastas leyendas, pueden denominar esa moneda “Evita”... ).
La amarga realidad en Argentina, como en un grado absolutamente demencial en Venezuela, es que tanto unos como otros tienen que buscar refugio en bienes, joyas, monedas estables, pues sus billetes no valen ni el papel en que se imprimen...