Con el paso del tiempo más y más agradecemos a los maestros que nos guiaron desde nuestra infancia, el papel que los buenos padres y madres desempeñan con sus hijos a partir del momento en que nacen hasta el final de la vida de cada quien.
En algún momento la enseñanza en el hogar se suma a lo que en una escuela se imparte a los alumnos y así sucesivamente hasta finalizar la primaria, iniciar —Dios mediante— la secundaria y, para los afortunados, ingresar a academias, escuelas técnicas y universidades.
Graduarse de un centro de educación superior es el inicio de nuevas formas de aprendizaje; todos debemos comprender que nunca se termina de aprender, como en una forma u otra la gran mayoría se convierte en instructores o maestros de otros al pasar información, contribuir a mejorar destrezas en el campo que sea: un médico con sus asistentes, un futbolista entrenando al que acaba de incorporarse al equipo, un jefe a sus subalternos.
Como se dice “con un grano de sal”, sabes leer y escribir por un maestro, no por un demagogo o un hacedor de ficciones, el circo de estos tiempos…
Quien esto escribe fue maestro en la Universidad de El Salvador, la cual acogía estudiantes de la región, incluyendo Costa Rica, que tuvo la visión de crear su propia universidad que es una de las mejores en Centro-América, donde se forman jóvenes y adultos provenientes de otros países, al igual que la excelente universidad Francisco Marroquín de Guatemala, fundada en 1971 por un grupo de personas encabezadas por el muy recordado Manuel Ayau.
Un muy buen centro de enseñanza en nuestro país fue el Colegio Bautista, de San Jacinto, como lo siguen siendo el colegio García Flamenco, el colegio marista Liceo Salvadoreño, el Colegio Santa Cecilia, el Padre Arrupe y las universidades privadas, destacándose la José Matías Delgado, la UCA, la Gavidia, la Don Bosco, la ESEN, la Mónica Herrera y otras, a lo que se suman las universidades “en línea” y las que ofrecen cursos de posgrado.
Pero en la actualidad el magisterio estatal no recibe el respeto ni los incentivos ni las compensaciones a las que por ley tiene derecho, pese a su esfuerzo y hasta riesgos que enfrentan los educadores moviéndose entre remotos pueblos y caminos inseguros; hacen milagros laborando y compartiendo las carencias con sus alumnos en paupérrimas escuelas de láminas o derruidas. Además, dicen sentirse burlados con la “reforma de pensiones”, porque se les dijo que tendrían aumentos sustanciales, pero siempre les dejaron pensiones de hambre.
Periódicos y libros enseñan lo que guía nuestras vidas
Nadie nace “aprendido”; todas las especies animales protegen y entrenan a sus críos, van preparándolos para salir adelante en la lucha por la vida…
Padre y madre, como dijimos, son los primeros maestros, aunque debe diferenciarse entre los padres que dan tiempo a sus hijos, se ocupan positivamente de ellos y los sujetos que llamaremos “padres biológicos”, que seducen, embarazan y se largan, pero que al final enfrentan la soledad y el desprecio de todos, aun de las mujeres que se hacen cargo de tales piltrafas para no estar solas.
En la tarea de enseñar, periódicos y libros desempeñan un decisivo papel al brindar información debidamente investigada, pues el prestigio de toda publicación es su credibilidad. De allí la importancia de rectificar, lo que es muy distinto de diferir de opiniones, de actitudes…