¿Qué se entiende como “límite de la deuda? En términos simples es el límite a imprimir billetes, no tanto billetes físicos, dólares con las efigies de figuras históricas estampadas en ellos, cuanto créditos bancarios destinados a financiar obras estatales y federales y para lo cual no es suficiente la recaudación de impuestos directos
Después de muchas negociaciones, de quitas y dacas (lo que en los viejos tiempos se conocía como “horse trading”, los arreglos para vender y comprar caballos que en ocasiones se llevaban bajo un lienzo de tela que cubría los dedos de los negociantes) el Congreso estadounidense aprobó extender por dos años “el límite de la deuda”, con un nuevo presidente y una ligeramente distinta composición partidaria en el Congreso.
¿Qué se entiende como “límite de la deuda? En términos simples es el límite a imprimir billetes, no tanto billetes físicos, dólares con las efigies de figuras históricas estampadas en ellos, cuanto créditos bancarios destinados a financiar obras estatales y federales y para lo cual no es suficiente la recaudación de impuestos directos; a lo que el IRS recoge de los ciudadanos, aproximadamente la mitad de lo que devengan, se agregan créditos para financiar distintos trabajos, que pueden ser desde los bonos de comida (food stamps) hasta puentes, sostenimiento del ejército, construcción de diques, pago de burocracias y “etcétera, etcétera, etcétera”, lo que en nuestro suelo se intentó hacer con el bitcoin, una criptomoneda cuya misión no tan secreta era la de reemplazar los dólares por papeles que podían aumentarse al arbitrio, como venía sucediendo pero de manera medida hasta que la economía se dolarizó.
A lo largo de las discusiones hubo una propuesta muy sensata: en vez de lidiar con un esquema anticuado y perverso de recaudar impuestos (que facultan a la autoridad tributaria decomisar vehículos, obras de arte, viviendas...) lo lógico y justo es imponer un impuesto único de compra y venta de lo que fuera y con lo recogido financiar lo que ahora hace el gobierno, pero fue tal el revuelo de que tal cosa “iba a beneficiar a los ricos” que el esquema no pasó “ni de la primera base”.
La envidia, la “infernal perra de ojos gélidos”, la que llevo a Caín a asesinar a Abel, echó abajo de inmediato la propuesta.
Lo que han decretado equivale a echarle más agua a la sopa
Una congresista más roja que un tomate inclusive se presentó a la Gala del Museo Metropolitano con un vestido que en el trasero portaba la frase “tax de rich”, literalmente “expriman a los ricos”, equivalente a decir que expriman a los generadores de riqueza y empleo, pues en una economía de mercado como la que impera en toda democracia, nadie hace dinero a menos que rinda útiles servicios.
Como lo expresó Adam Smith, el creador del mundo contemporáneo, no tenemos pan ni vino ni carne en nuestra mesa por el altruismo de los panaderos, los vinicultores y los carniceros, sino por su deseo y la necesidad de ganar dinero y sostenerse a sí mismos, su familia y sobre todo su negocio.
Un secreto: una parte no desdeñable de las obras y proyectos de todo Estado se va en sostener frondosas burocracias, lo que ha llevado a decir que por cada dólar que se destina a obras “sociales”, noventa centavos son para cubrir la burocracia y solo diez centavos llega a los huérfanos o a quienes se quiera y se necesite ayudar...
En términos muy simples, “elevar el límite de la deuda” equivale en gran parte a echarle agua a la sopa, lo que acarrea el riesgo de que a no muy largo plazo deje de ser lo nutritiva que se quisiera...