La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo de la Organización de Estados Americanos (OEA), tuvo que recordarle al régimen de Bukele que no puede hacer lo que quiera como cualquier señor feudal, sino que tiene que cumplir las obligaciones que tiene el país en materia de respeto a los derechos humanos. No es una opción, sino una obligación.
La CIDH le comunicó que no es legítimo el estado de excepción o estado de sitio que quiere mantener eternamente y le urgió a respetar el debido proceso y frenar los maltratos y muertes de los detenidos que son llevados a los centros penales.
Y no es cosa de que se va a encaprichar, hacer berrinche y negarse a cumplir, porque se trata de convenidos solemnemente suscritos por El Salvador.
El respeto a los preceptos constitucionales y los tratados por los gobiernos, las instituciones y la población es lo único que fundamenta la seguridad en las naciones, asegurando que la vida pública va a regirse por un orden racional, predecible, no sujeto a los caprichos de nadie.
Nuestra Constitución y pese a sus fallas clara y explícitamente establece un orden republicano de vida basado en la separación de poderes, pesos y contrapesos institucionales además de garantizar a cada ciudadano que será juzgado de acuerdo a procesos establecidos, lo que se viene violando sistemáticamente desde el primero de mayo del año pasado cuando se entronizó una legislatura manipulada por el Ejecutivo, aprobando sin discusión lo que la presidencia envía, incluyendo endeudar más y más al país, deudas que recaerán inexorablemene sobre las actuales y futuras generaciones de salvadoreños.
“No existen nuevas justicias por descubrirse”, esquemas que faculten a la gente, a los pobladores en un país, regir sus vidas en libertad, buscar sus propios senderos sin estar coaccionados ni vivir temerosos de ser arbitrariamente perseguidos, encarcelados, estar expuestos a sufrir torturas y violencia extrema.
A la inversa, cada dictadura implantada en este mundo encuentra nuevas formas de opresión, desde las penas a latigazos que se propinan a críticos en Irán, una teocracia donde ahorcaron a un campeón olímpico basándose en acusaciones no demostradas, hasta las sucesivas disposiciones de Ortega en Nicaragua, que ha prohibido las ONG, cerrado universidades y hasta la Real Academia de la Lengua.
¡Nicaragua es el único país del mundo sin diarios impresos…! ¡Vaya medalla que Ortega se pone en su pecho!
De Irán tuvo que salir precipitadamente la actriz Zar Amir Ebrahimi a causa de unos comentarios que hizo, una brillante mujer que en el último festival de Cannes fue galardonada como la mejor actriz por un fílmico realizado, la primera iraní que gana tal galardón.
El miedo, la angustia de la gente es lo de siempre bajo dictaduras
Lo que une a todas las dictaduras, el piso común donde se asientan, es la censura, lo que viene imponiéndose desde que el hombre es hombre con unos cuantos espacios de libertad, como se dio durante el florecimiento de Atenas, luego en Roma, durante el Renacimiento en algunas ciudades…
Lutero ejerció esa libertad al clavar en la puerta de la catedral de Worms su crítica a las prácticas de la Iglesia Católica de ese entonces, que vendía “indulgencias” para que afligidos compradores no se fueran directo al infierno…
Soren Kierkegaard, el más brillante pensador que ha dado Dinamarca al mundo, acuñó la expresión de “angustia”, el miedo permanente de personas, de la gente que piensa, bajo dictaduras y sociedades opresoras.
Kierkegaard era permanentemente perseguido por los prelados protestantes en su país, que llegaron a pedir a sus feligreses que insultaran y persiguieran al eminente filósofo en la calle, donde se encontrara…
Amenazas, persecución a través de troles, descalificaciones diversas ha forzado la salida de informadores de este suelo, e inclusive el oficialismo ha callado de golpe a una alcaldesa de Gana, seguidora de Bukele, por denunciar el abandono en que se encuentra su municipio y la juventud que vive en él y atreverse a decir que “no hubo cambio, seguimos igual o peor…”.
En la hermosa avenida “Bajo los Olmos” (Unter den Linden) de Berlín hay una placa de vidrio en la acera sobre uno de los puntos donde los nazis (Nacional SOCIALISTAS) quemaban libros, periódicos, panfletos, al igual que la “Santa” Inquisición durante el oscurantismo medieval…