"No hay computador, disco duro, celular o tarjeta SIM que se le resista al abogado Andrés Guzmán Caballero”, contratado por el régimen para velar por los “derechos humanos y la libre expresión” pero, como dice el periódico El País de España, igual tiene la capacidad de asistir en hackear los sistemas de organizaciones y personas que el régimen considere críticos.
Se dice que la contratación equivale casi a traer a laborar a uno de los desarrolladores de Pegasus, el programa con el cual espían a empresarios, comunicadores, líderes de la oposición…
Es poco, de acuerdo con la información que brinda El País, lo que el colombiano nombrado por el régimen para velar por los Derechos Humanos ha tenido que ver con ese tema, siendo su especialización “la cibertecnología”.
Como dice la publicación, el nuevo funcionario tiene grandes limitaciones: carece de conocimientos de política salvadoreña —de hecho, se cuenta que escribe el nombre del país como “República del Salvador”— y no tiene más de siete meses de experiencia en temas de derechos humanos.
Según la reseña del periódico, el nuevo comisionado estuvo durante 16 años al frente de Adalid, empresa que fundó y desde la cual ejerció la consultoría y la investigación de delitos de alta tecnología. “No hay computador, disco duro, celular o tarjeta SIM que se le resista al abogado Andrés Guzmán Caballero que, al mejor estilo de los famosos sabuesos de la serie CSI y por medio de las evidencias digitales, ha esclarecido los casos más oscuros de la justicia” en su país, se lee en la semblanza corporativa del ahora comisionado, que dejó la dirección de la compañía en septiembre de 2022.
Los casos en los que Guzmán ha estado implicado han sido muchos y muy notorios. Fue el abogado que salió en defensa de Óscar Iván Zuluaga —candidato uribista para las elecciones presidenciales de 2014—, cuando un video que reveló Semana mostró al político junto a un pirata cibernético acusado de espiar el proceso de paz del gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC en plena campaña presidencial.
“Logramos determinar que era un vídeo espurio”, decía Guzmán en declaraciones que se amplificaron en varios medios. Tiempo después se comprobó que el video no estaba adulterado.
Según El País, Guzmán negó que su trabajo haya estado vinculado a la derecha colombiana y asegura que también ha colaborado con presidentes de izquierda de la región, aunque explica que no puede dar sus nombres por cuestiones judiciales. “Nunca he tenido un líder político”, afirma mientras insiste en que se define como un “técnico”.
Un lavado de cara para el dictador más cool del mundo
Los primeros acercamientos de Guzmán con el régimen de El Salvador fueron hace un año, cuando comenzó a viajar para brindar “asesorías” en derechos digitales y conferencias sobre inteligencia artificial. Fue entonces cuando conoció a Bukele y ambos tuvieron “conversaciones muy interesantes”, dice la fuente.
El abogado considera que su trabajo con ciberdelitos es especialmente relevante para el área de derechos humanos de un país que quiere ser “totalmente digital”. Resalta que los derechos humanos incluyen temas de identidad digital, privacidad y habeas data: “Toda mi vida he trabajado en temas de derechos humanos”. Para él, su falta de conocimiento en otros sectores se compensará con lo que aporten sus asesores.
No está claro el porqué de la insólita inclinación del régimen de Bukele por los derechos humanos, pero no sería extraño que se trate más bien de un lavado de cara y el interés de cambiar la visión en el exterior sobre su indolencia ante las capturas de miles de inocentes y las muertes de otros tantos gracias a su programa estrella: el régimen de excepción.