En los últimos días tres líderes comunales han sido acusados de varios delitos, sin más motivo que denunciar las arbitrariedades policiales y las torturas que se infligen en los centros penales, como han comprobado reos que son liberados y es lo que descubren las personas que examinan los cuerpos de sus familiares.
El caso que más estremece es el de Alejandro Muyshondt, muerto en cautiverio y cuyo cuerpo fue entregado sin varios órganos vitales, según denunció su familia.
Los carceleros cumplen con directrices emanadas desde el poder central, a lo que se suma que al recibir a golpes a los que ingresan a las prisiones sus propios malos instintos se acentúan, transformándose en monstruos, más cuando sus víctimas y como lo hemos señalado, por más criminales que hayan sido, están en absoluta indefensión a merced de sus verdugos.
Montar un aparato represivo de tal naturaleza, muy al estilo de Bashar Al Assad, el monstruo de Siria, trae a memoria las historias de Drácula, el monstruo de Transilvania y que a través de una de sus hijas legó lazos de parentesco con el Rey Carlos III de Inglaterra, que tiene una especie de casa-retiro en Rumania.
El marqués de Sade, uno de los liberados cuando los parisinos tomaron la Bastilla y un excelente y pulido escritor de la lengua francesa, dio origen al calificativo de "sadismo" que se aplica a personas que se refocilan causando dolor a otras, lo que debe tratarse por siquiatras para liberar al individuo de tales tendencias.
Tratamiento psiquiátrico debió aplicarse a los Assad de Siria, a la dupla Ortega/Murillo de Nicaragua, a los cabecillas de la narcodictadura venezolana y particularmente al criminal de guerra y asesino serial Vladimir Putin, que está enviando al frente a soldados en muletas y enfermos y que tiene espantados a los padres de adolescentes que temen que sus hijos terminen en el molino de carne humana.
Ya las cosas están volteándose en contra de Trump por su megalomanía
Putin es el individuo que el híper-megalómano de Trump, que busca que el mundo marche según sus "decretos ejecutivos", sea garante de la seguridad en Ucrania, literalmente poniendo al zorro a cargo de los gallineros…
La manera como Trump emboscó, presionó y maltrató al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, es una advertencia al mundo y pese a los mensajes y alertas que estadistas del calibre de Macron de Francia y Starmer de Reino Unido -- estadistas no megalómanos -- han hecho en la Casa Blanca...
Trump trató de lavarle la cara a Putin como si fuera un santo, soslayando que se trata de un dictador invasor expansionista, a tal extremo que el mismo Trump le advirtió a Zelenski que no debe hablar mal de Putin "si quiere diálogo".
Ante esto, los demócratas en el Congreso no dudaron en advertir que Trump y su gente "le están haciendo el trabajo sucio a Putin".
El esfuerzo para reducir el tamaño del gobierno, encargado a Elon Musk, llevando a despidos precipitados y luego recontrataciones, pues programas esenciales como es cuidar la salud de los niños, los controles sobre el armamento nuclear del país no pueden estar sujetos a recortes de personal repentinos y arbitrarios.
A este ambiente caótico se suman las brutales redadas que más parecen una cacería y las deportaciones masivas que están dividiendo familias y que Trump pretende tomar represalias contra los santuarios y el hecho de que un inmigrante tenga hijos y esposa estadounidense "no tiene importancia", pese al llamado a la sensatez que le hizo el Papa Francisco antes de enfermarse. Es más que obvio que se debe proceder contra los criminales y no contra los extranjeros que han llegado a luchar honradamente por esa nación, formada por grupos tan inmigrantes como la familia del presidente mismo, su esposa y muchos miembros del gabinete…